Palacio [STUCKY] [STARKER]

Segundó-n.

 Existen ventajas de ser el segundo hijo, el segundo heredero al trono, el segundón en todo. Anthony ha sabido sacar el provecho de cada situación.

Desarrollo una personalidad llamativa, cautivadora, aplastante y demandante para que cualquiera que le vea diga: ahí va Anthony, el príncipe deslumbrante. Así las personas olvidaban que era la sombra del futuro rey.

Pero cuando le convenía o solamente le interesaba algo, utilizaba esa sombra para su favor y conseguía todo lo que quería. Aunque esta vez era más que nada saciar su curiosidad y darse cuenta que es el primero en darse cuenta de lo que ahí está ocurriendo.

Va de segundo, cuatro pasos atrás del príncipe de Gales y del príncipe de Austria. Sus pasos son lentos y retrasa a los acompañantes, dejando que la pareja siga envuelta en esa conversación que parece ser lo más interesante del mundo porque se ríen con fuerza y rozan sus hombros constantemente.

-Su alteza, la hora del té se aproxima, sugiero regresar al castillo. –se llama Viola. Es una de las acompañantes.

-No. –de ninguna manera va a romper el encanto de esa tarde. –El té puede esperar.

Anthony le regalaba bromas y comentarios llenos de ironía a su hermano para ofrecerle un poco de consuelo cuando ese matrimonio se volvió una realidad y su hermano no tenía más opción que aceptarlo. Era su modo de expresarle apoyo.

Aunque James siempre ha sido un tonto con suerte. Steven era la definición de esposo perfecto. Educado, servil, hermoso y muy cauteloso. Además tenía un extraño sentido del humor que siempre le hacía soltar escandalosas carcajadas en medio de alguna comida o un paseo.

Y era increíble que James no se diera cuenta de la maravillosa persona que tenía en frente. Así como Steven no se percataba que James tenía la misma manía de dar comentarios sarcásticos e irónicos en medio de la cena y hacer reír a todos los presentes.

Llevaban cuatro días en Austria y pareciera que es la primera vez que se conocen el uno al otro y descubren que tienen libros en común, que les gusta poca azúcar en la bebida y que Queen es la mejor banda de todos los tiempos.

Anthony piensa que es la magia austriaca. Ese pueblo en medio de montes nevados, de viñas rodeando el castillo, de súbditos que se inclinan ante Steven y le entregan vinos, de la nueva cosecha, o que le dan cestos humeantes de pastelitos para que él, su majestad el rey y sus visitantes lo disfruten.

Están lejos de cámaras. A millas de distancia de prensa consumidora. De fotógrafos desesperados por una novedad. Están siendo ellos dos, solamente ellos dos y Tony se convence que eso les será suficiente.

Suficiente para que se den cuenta que no pueden quitarse los ojos de encima. Que se sientan juntos y que cualquier contacto físico, por mínimo que sea, para ser necesario. Y que justo ahora, cuando no se ven obligados a lucir como una pareja, se ven como una autentica.

Recuerda que estaban en las habitaciones de Steven eligiendo un abrigo color esmeralda y James ingreso anunciando que estaba listo para el paseo. Steven le dice que tome asiento un segundo, en lo que busca la prenda.

Anthony vio cómo su hermano ni siquiera se quejó que iban tarde y que ya les estaban esperando. James se reclino en el sofá y ojeaba el libro que descansaba en la mesa auxiliar y Steven salía con un abrigo diferente del armario y le preguntaba cual quedaba mejor. James apartaba la vista del libro, le estudiaba y al final decía, en los cuatro abrigos que se probó, que cualquiera le quedaba de maravilla.

En la mesa compartirse las salsas era lo de menos cuando rozarse los dedos era el verdadero propósito. En las tardes noches se concentraban en encender la chimenea y juntar hombro contra hombro mientras Steven le decía cuál era mejor manera de colocar la leña.

Desde su lugar, en el segundón del reino, Tony toma nota de observar esos pequeños detalles que se van enlazando y les va uniendo lentamente. Anthony nunca se había tan feliz siendo el segundo y que se le prestara poca atención, le gustaba ser el primer y silencioso testigo de eso que crecía cada día más.