Coraje.

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Se tiene que cambiar la remera blanca que llevaba bajo el suéter porque esta húmeda y se pega a su estómago. Esta vez se pone una camisa de manga larga blanca y agrega un chaleco de plumas azul, al igual que sus zapatillas. Evita el espejo mientras cambia su ropa.

Pero su alborotado cabello  llama su atención y ve su reflejo. Ojos oscurecidos, mejillas coloreadas y sus labios en un bonito escarlata. Siente que un peso se ha quitado de sus hombros, cada palabra que le dijo a su esposo fue escrita, ordeno todo lo que quería decirle y dejarle en claro y lo logró. Aunque no esperaba ese final.

Su mano izquierda viaja a su estómago y el reflejo de su anillo de matrimonio y su anillo real le vuelven a llamar la atención. Siente que ya no es él, que sigue siendo su cuerpo, pero no es el mismo Steven. Suspira, el dolor de cabeza desapareció y ahora tendrá tiempo suficiente para buscar la solución que aún está pendiente con su pueblo.

– ¿Qué significa esto? –James ingresa con las hojas que leía. – ¿Estados de cuenta?

–Los resultados del incendio son catastróficos, hay personas que perdieron sus hogares y otros sus negocios. Ni hablar de la reconstrucción del bosque. –busca una bufanda, o un pañuelo, o cualquier cosa con tal de no ver el rostro del príncipe.

– ¿Eso que tiene que ver con tu dinero?

Tiene mucho, muchísimo que ver. –Bueno, verás... –tal vez no sea buena idea decirle, ya tiene suficientes problemas con Margarita y el primer ministro. –No es de tu incumbencia. –junta sus cejas y se cruza de brazos.

– ¿Vas a seguir?

–Que haya pasado lo que paso... no significa que todo vuelve a ser como antes. –contesta de inmediato.

– ¿Lo qué paso? ¿Qué paso? –James entra completamente a su armario y rodea el sofá que les mantenía una distancia segura.

–No te hagas el tonto.

–Pasaron muchas cosas, Steve. Tienes que aclararme.

Está jugando, tiene sonrisa de travesura y le ve expectante. –James, bueno, eso. Sigo enojado.

– ¿Eso? 

Steven gruñe, su cuerpo entero arde y finalmente musita. –La felación.

– ¿Fela-qué?

– ¡No te hagas, me escuchaste!

–Eso fue una mamada, Steven. –su garganta se cierra de golpe y tiene unas tremendas ganas de abofetear el bonito rostro de su esposo y esconderse un par de meses. –Mama-

–Cállate, te escuche. –alega. –En fin, eso no significa que te he perdonado porque no es una disculpa.

– ¡¿Cómo que no?!

Entrecierra los ojos, cuenta pacientemente hasta el diez y mejor se gira a buscar un par de guantes. –Déjame tranquilo, tengo muchas cosas que hacer.

–Lo siento, ¿de acuerdo? –las palabras son suaves, delicadas y únicamente audibles para él. Rebotan con lentitud entre el armario y se hunden en su estómago. –Lamento mucho no haberte acompañado cuando me necesitabas, ¿podemos volver a estar en paz?

Pero Steven nunca ha estado en paz con James. Todo lo que el príncipe es le genera conflictos, fantasías y demasiados sueños húmedos. Además de coraje, por supuesto. Suspira, necesita hablar con Loki con los pasos a seguir para salir del problema del dinero, visitar los afectados y regresar con las cien actividades que aún le esperan en Londres. 

– ¿Steven?

–Sí vuelve a ocurrir, se termino, ¿estamos de acuerdo? –sentencia.

–Que mandón te has puesto últimamente. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora