Natural-mente.

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Es lo que esperaba. Cientos de personas a su entera disposición, la reina y rey tratándole de manera familiar. Incluso a él lo imagino así, alto, serio y lejano.

Le asignaron el total de cuatro habitaciones. Tiene dos baños completos, dos salas de estar. Una habitación con un tocador interminable y un espejo espectacular.

La servidumbre ha ordenado toda su ropa y la reina no ha pedido verle hasta después de las tres de la tarde. Así que no tiene nada más que hacer que sentarse y observar la lluvia chocar incesante contra el ventanal de la habitación.

Hace lo correcto. Se lo prometió a su madre. Se lo juró a su padre. Así que debe aprender a vivir en esa soledad dorada a la que está destinado. Lo hace por sus padres y por la seguridad de su pueblo, es el príncipe heredero y esa unión garantiza prosperidad y vida para su nación.

-Su alteza, el príncipe Anthony. –da un brinco en el sofá y se levanta de inmediato. Se debió quedar dormido.

-¿Interrumpo? –el príncipe es guapo. Y por todos los titulares que llenado, problemático. –Mamá me dijo que no podrá estar contigo hasta la tarde, creí que te gustaría conocer el río y acompañarme mientras paseo a los perros.

-Con gusto. –distracción, por favor. -¿Qué debo usar?

Anthony tiene los ojos verdes, son exactamente igual a los de los ojos de la reina madre y le obligan a dar una sonrisa estirada por los nervios que la mirada produce.

-Botas. Y un abrigo resistente al agua.

Da una leve inclinación de cabeza y se va, anunciando que le espera afuera. Charlotte, su mucama asignada, es rápida es sacar botas y conseguir el abrigo impermeable que haga juego con el que ya lleva puesto.

Caminan en silencio más de treinta minutos mientras se internan en el bosque que rodea todo Balmoral. Los perros son gigantes y corren sin cansancio alrededor de ellos.

-Y dime, ¿Qué opinas de todo esto? –Tony, porque ha insistido que le llame así, le guía. –Sé sincero, no lo que debes decir.

-Estoy feliz de ser parte de esta familia.

-Eso dile a la prensa. –Tony detiene la marcha y se gira. –Puedes decirme que es una total locura.

Podría decirle, sí. Pero no debe decir eso, siempre hay oídos por ahí y sería catastrófico que se enterarán la verdadera naturaleza de esa unión. Esta seguro que se hablará, pero será cuando el anuncio se de en las fuentes oficiales y en las fechas acordadas.

-Estoy emocionado. –el príncipe no le ha dejado de ver y se ve obligado a contestar. –Está de más decir que muero de los nervios.

La contestación parece satisfacer a Tony y reinicia la caminata. Rodean el río y ascienden una pequeña colina para tener una mejor vista del castillo, todo mientras Tony le comenta un par de expectativas que se tiene sobre su persona y avanzan bajo la leve llovizna.

-Entonces... -viene la pregunta que ha estado dibujada en su rostro desde que apareció en su habitación. –Eres un doncel, ¿correcto?

-Así es. –sigue avanzando.

-¿Cómo lo supiste? –hay genuina curiosidad en su mirada.

-Un médico te hace chequeo, ya sabes. –se encoge de hombros. –Cómo cuando nace un bebé y verifican que tenga todos los dedos.

Tony medita la respuesta. Espera que sea suficiente y no tener que explicarle que por las noches tiene que tomar una larga ducha porque su aroma corporal se expande e inunda las habitaciones y que cualquier hombre con olfato podría encontrarle y decirle: "Hey tú, el doncel"

Regresan porque la llovizna toma forma y se convierte en gotas gruesas que golpean constantemente y que probablemente se transforme en nieve. Steven estornuda seis veces de regreso al castillo.

Mientras se cambia las botas y se retira el impermeable le anuncian que su alteza, el príncipe James, ha llegado. Estornuda una vez más y cierra su abrigo nuevamente.

-Hola. –James le ve desde el umbral de la puerta. –Mamá me ha mandado a llamar, ¿todo bien?

Estornuda una vez más y sus ojos comienzan a humedecerse. Asiente y busca un pañuelo entre sus bolsillos. Lo encuentra y estornuda de nuevo.

-Lo siento. –su voz comienza a escucharse distorsionada. –Tengo las defensas bajas. –estornuda.

-Descuida. –James le sonríe como consuelo. –Te pediré algo caliente. Deberías cambiarte totalmente, mamá y yo esperaremos.

Mientras sube las escaleras hacia su habitación estornuda cuatro veces más.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora