Pregúntate.

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Les vestían igual a pesar que las diferencias eran groseramente evidentes. James pasaba horas en un cuarto, escuchando a quién sea que su madre haya enviado, mientras Tony jugaba a construir torres interminables que gozaba destruyendo con gritos y risas escandalosas.

Era James quien le abrazaba en las noches de tormenta, donde le asustaban los relámpagos. Su hermano fue quien le enseñó a como no perderse en el palacio de Balmoral y no morir de miedo pensando que un cuadro cobrará vida y le atacará.

Cuando rompieron su corazón por primera, una chica linda llamada Grethel, fue su hermano quién se sentó a su lado y sin decir ni una sola palabra, lo dijo todo. Su infancia fue dorada y perfecta porque James siempre estuvo ahí.

A pesar que sus caminos comenzaron a separarse, sobre todo cuando el título de heredero se hizo notar, siempre encontraban un espacio en el tiempo para sentarse frente a la chimenea y fumar cigarrillos de sabor cereza, los que solo fuman las chicas.

Perdieron un poco el rumbo cuando Natasha apareció, era evidente que la pelirroja era una fuerza imparable que consumía todo la atención de James. Un par de años donde por un segundo creyó desconocer a su hermano.

Luego llegó Steven. El rubio sacudió tanto a Inglaterra como a su realeza misma. A veces su hermano se convertía en alguien tan maduro, grande, lejano. Y a veces, cuando Steven le tocaba el cabello, volvía a ver al adolescente de quince años sonrojado por un saludo.

– ¿Cuánto más? –es un murmuro, le hace abrir los ojos y preguntarse si eran sueños dónde escuchaba la risa de James o eran recuerdos. – ¿Por qué?

Es la voz de Steven. –Tú solo decis-

Y discute con alguien a través del teléfono. Parpadea un poco más y recuerda que se quedó en el sofá de Steven, cuidando su sueño. –Por favor, déjame acompañarte.

No entiende, pero sigue sin moverse. Es muy descortés escuchar llamadas ajenas, pero son las primeras palabras que salen de Steven después de dos largos días en espera. El príncipe suplica un poco más y cuando inicia a parlotear en francés, descubre quién es la otra persona detrás del teléfono.

–Por favor... –su voz es débil, apenas un susurro.

Escucha como deja el teléfono de nuevo en su sitio y los edredones siendo removidos les avisan que Steven se ha levantado. Al menos sabe que Peter sí se está comunicando con él y no le ha abandonado a su suerte como creyó.

La segunda vez que despierta está solo en la habitación y la cama del príncipe está perfectamente hecha. Loki, la mano derecha de Steven, le está viendo de la manera escalofriante que siempre suele verle.

–Buenos días, su alteza. –le habla en cuanto logra ponerse de pie. –Justo venía a informarle que su alteza real, el príncipe Steven, le espera en la cocina.

Es un buen sujeto, pero bastante terrorífico con su altura y sus observadores ojos esmeraldas. –Gracias.

– ¿Has dormido bien? –en cuanto cruza la puerta, llega la pregunta. –El sofá es bastante cómodo.

Delgado, pálido y ojeroso, Steven en todo su esplendor con un abrigo verde y una bufanda amarrilla. –Bastante, de hecho. ¿Cómo estás hoy?

–Esperando. –mucha más conversación de la que imagino.

Hay pequeños pasteles cortados de manera rectangular en la mesa. La mesa del desayuno está servida para dos, con una cantidad de comida exagerada. Es posible que alguien más allá llegado, alguien que es capaz de comer lo que comerían seis personas.

– ¿Tony? –le llama su cuñado. – ¿No vas a comer?

Podría preguntarle si Peter estuvo ahí o sí le ha llamado, pero Steven dirá que no como el buen mentiroso que es. No entiende porque le ocultaría algo así, como si el reino no estuviera enterado que son muy buenos amigos. Como si ellos supieron algo que el resto no.

–Sí, gracias.

Steven le estudia unos segundos más, luego suspira y gira su vista al ventanal. Han pasado dos días desde el secuestro de James y por cada segundo que pasa, le extraña más, le preocupa más.

– ¿Estás bien? –claro que no, su mente está tratando de encontrar una respuesta a las mil interrogantes que va obteniendo, pero debe ser cuidadoso.

–Tú sabes, la espera. –no es mentira del todo. Steven asiente y vuelve a concentrar su vista en cualquier otro lugar.

No imagino que Steven fuera una persona de secretos, se ve tan pequeño, tierno e inocente con sus delgadas manos y el bonito color de sus ojos. Pero juzgo mal el libro solo por su portada, es evidente que el príncipe es más completo, complejo e interesante de lo que alguna vez pensó.

De seguro James ya ha descubierto todas esas facetas, a lo mejor tienen secretos que solo ellos dos saben. O Steven le oculta secretos a James. Suspira para disimular la risa, su mamá se equivocó, no era un niño simple de pueblo, por supuesto que no.

Al principio le cayó muy bien, luego fue tomándole cariño. Cuando veía a James ser feliz genuinamente, le adoró. Pero ahora que descubre la nueva faceta de su camaleónico cuñado, lo admira. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora