Non Ventus II/II

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 Steven es Non Ventus no solo por el uso que le da a su fama, decir que a la reina María le afecta no ser la más popular de su propio país sería decir que es bastante ególatra, no. Son muchas las razones la que convierten al príncipe Steven en el menos favorito de la reina.

El primer evento fue en Windsor Great Park, se celebraba el cumpleaños del duque Helmut Zemo. Se hizo una reunión privada en los jardines con cientos de luces adornado toda la carpa, por ser un evento de noche, se esperaba que los caballeros vistieran adecuadamente colores oscuros.

Pero Steven llevó un blazer celeste y líneas rosas debajo de un abrigo negro, lo que tenso más los nervios de la monarca fue cuando vio como James le ayudaba a Steven a quitarse el abrigo, acto que rompía con los protocolos de vestimenta, pues era de mal gusto quitarse una prenda del conjunto, hiciera calor o no.

Otro evento que fue tremendamente criticado por todos los diarios fue la ausencia del dorado matrimonio en el hipódromo de Royal Windsor Horse Show, eran carreras donde los propios caballos de la realeza participaban, pero según los rumores que llegaron hasta su majestad decían que Steven había convencido a James de que viajar a Austria era mejor que oler caballos sudados.

Tampoco le gustó que el regalo de cumpleaños que el príncipe austriaco le dio a su hijo haya sido una ridícula obra de teatro del Mago de Oz. En las imágenes que vio se veían los brillosos ojos de su hijo sonriendo antes las infantiles interpretaciones de mediocres actores, actores que eran parte de una las beneficencias de Steven.

No le gustaba la versatilidad escondida que tenía el muchacho. Recuerda que cuando le conoció parecía la persona ideal para el puesto, pero conforme los meses pasaban y las errantes actitudes que iba descubriendo en el menor le convencían que había sido una terrible decisión.

Siempre que él la visitaba llegaba muy formalmente vestido, apenas hablaba y se siente siempre observada por esos perezosos ojos. No le agradaba el efecto que él tenía en su lado del palacio, todo eran "muchas gracias" ó "es un gusto" o su extraño "por supuesto" con su raro acento.

Howard le había dicho una vez que ella era la única que le ponía tema, que en realidad era muy agradable y que siempre tenía un comentario divertido o acertado que dar en una conversación. Por supuesto, el rey consorte también había caído bajo el encantado del pálido rubio.

Y la reina no se explica cómo es que le cae bien después de lo que hizo en Balmoral en la época de caza. Era un ritual para la familia viajar una semana durante la época, Steven les acompaño por compromiso, pero se notaba lo disgustado que estaba con dicho acto.

James le rogo para que fuera con ellos, aunque sea en el vehículo que les llevaba al aérea donde habían divisado un alce. Y fue, con un exótico abrigo escarlata, una grosera bufanda amarilla y diciendo lo mal que estaba todo eso, que era totalmente innecesario y un acto deshumanizado atacar a un animal que no les hacía daño.

Al final de la tarde James no disparo su arma por los suplicantes ojos que Steven tenía. Howard tampoco disparo, porque Steven sonrío con la fuerza de todos los soles cuando James suspiro y bajo su arma, entonces el rey Howard no se atrevió a hacer enojar a su hijo.

Los meses avanzaban y toda la empatía de Steven le parecía exagerada, teatral, innecesaria. No le odiaba, claro que no, pero estaba muy lejos de siquiera agradarle, quedaba claro en las invitaciones a cenar que el matrimonio le hacía y se veía a obligada a declinar. Era imposible comer viéndole.

– ¿A qué debo el motivo de tu visita? –está en el apartado de la joven pareja.

– ¿No puedo visitar a mi querido hijo? –se quita los guantes y toma su lugar en el sofá. – ¿Dónde está Steven?

–Durmiendo. Anoche regresamos tarde de un evento y el sereno le ha dado un poco de fiebre.

Esa era otra parte que tampoco le agradaba. Su siempre atrapar un resfriado, su nariz roja cuando hacía demasiado frío y que siempre parecía tener frío o sueño. Detalles tan insignificantes y tan notorios. Aparta su pensamiento una vez que su hijo termina de pedir el té.

–Estoy algo preocupada, ¿sabes? –inicia cuando el servicio se ha retirado. – ¿Todo bien con Steven?

–Por supuesto, ¿por qué no lo estaría?

– ¿Estás realmente feliz con este matrimonio? –puede ver las cejas de su hijo juntarse, pensando. –Es decir, Steven resulto ser una total sorpresa, se esperaba todo lo contrario de él.

– ¿En serio? ¿Puedo saber que esperabas exactamente de él?

Un bonito accesorio para James. –Alguien man- ¿discreto?

–Queras decir manejable.

James huele a Steven, tiene ese aroma de nuevo, de lavanda, de ron en todos lados. Y últimamente habla como él. – ¿Qué cosas dices?

–Sé que no te agrada, eso es obvio. –su hijo, quien siempre asentía y le escuchaba atentamente. –No quisiste darle una oportunidad, conocerle realmente.

–Sé de él lo que necesito. –suena más a la defensiva de lo que lo planeo. –Es difícil lidiar con él.

–Ni siquiera lo has intentado. –hasta donde han llegado las influencias del muchacho, hacer que su hijo le cuestione. – ¿Crees que no sé qué no le contestas las llamadas?

– ¿Tan informado te tiene?

–No es secreto, madre. –que no le llame mamá es señal que toca sus nervios. –Lo que me parece curioso. Fuiste tú quién le eligió para ser mi compañero y pareces no quererle.

Quiere a su esposo, a sus hijos, a su reino. –No digas tonterías.

– ¿A qué has venido realmente, madre?

A preguntarle si tendrán heredero pronto, que están a un año de matrimonio y que no hay buenas noticias aún. Que es de vital importancia tener un hijo para fortalecer la unificación de los reinos. – ¿Crees que será capaz de darte un hijo?

– ¿Perdón?

–El reino necesita prontamente un heredero, ambos reinos. La línea de sucesión debe mantenerse segura y ustedes no parecen darle importancia a eso.

James heredó una extraña cualidad del Rey Howard, mirar un punto fijo en la pared por minutos, horas. Cualidad que la reina ha aprovechado en su matrimonio para hacerle creer a su esposo que fue idea propia y no plantada por ella.

En cuanto James deja su mirada sobre una adornada pared, ella inicia a transmitirle, estratégicamente, todas sus incomodidades. Le dice que debe recordarle a su esposo quién es la fuerza de ese matrimonio, que James tiene muchísimo más poder que él. Deja en su hijo la idea de decirle a Steven cuál es su lugar en todo eso, que es un extranjero más y que debe salir de su burbuja de egoísmo, de salir de su ensimasmiento. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora