Palacio [STUCKY] [STARKER]

Qu'est-ce que la peur.

 Su majestad la reina María no irá porque surgieron inconvenientes con la Mancomunidad, obviamente el rey Howard tampoco irá, está con la reina en Nueva Zelanda. Además, obtener su título en licenciatura en Física con honores en la Universidad de Cambridge no es la gran cosa.

Su hermano tampoco irá, le dijo algo sobre su presencia en la capitanía general de los Reales Infantes de Marina, a veces olvidaba que ser Capitán de la Marina era uno de los títulos de su hermano. Pero está bien, su licenciatura es solo una carrera paralela que estudio por mero gusto, su verdadero interés era la Ingeniería Química y para obtener ese título le faltaban tres semestres.

Que de todos sus compañeros fuera el único acompañado por su asistente, que era obligación, no le molestaba, no le generaba una solitaria tristeza en su pecho y no hacía que sus ojos picaran. Que fuera el único que no recibiera un abrazo en ese importante momento no es nada.

Son doce los graduados y él será el último en subir por los diplomas adicionales que recibirá por obtener promedios perfectos durante los ocho semestres que duro la carrera y sobre todo por cursarlos en la mitad del tiempo que la carrera exigía.

Hay prensa, por supuesto, así que acomoda su birrete y le sonríe lo mejor que puede. Rara vez hablaba con sus compañeros, puesto que los iba dejando atrás. Ojala Bruce estuviera a su lado.

Jugaba con su anillo real cuando su nombre fue pronunciado. Respira profundo y sube las escaleras, escucha el familiar ruido de los flashes y sonríe con todos los dientes, representa a toda la ancestral familia Barnes-Stark después de todo. El rector de la universidad le espera ansioso.

–Felicidades, su alteza. –hace la debida inclinación. –Realmente es de admirar su gran inteligencia.

Musita un "gracias" y se gira al público, entonces sus ojos se humedecen un poco más y realmente da una sonrisa genuina. Al frente de los asientos de los escasos invitados está sentado, con una pierna sobre la otra, aplaudiendo con emoción y la sonriéndole con calma.

– ¡Felicidades, Anthony! –las cámaras capturan como su cuñado le abraza.

Lleva unos curiosos pantalones de corte recto y con delgadas rayas, una camisa de verde azulado y un largo abrigo rosa. Es Steven en toda la extensión. –Creí que estarías con James.

– ¿Y no acompañarte en este momento? –se ve tan sincero y natural que la triste soledad comienza a flaquear. –Por supuesto que no. Ahora vámonos, te he preparado algo.

Loki y algunos miembros de seguridad les abren paso entre la prensa. Es una hora y veinte dos minutos de la universidad al palacio, pero apenas las siente porque Steven le cuenta como tuvieron que fingir con James que sí iría a la Marina pero que a medio camino un coche se desvío. –Creo que a tu mamá no le gustará saber que no fui, pero tú eres más importante, Anthony.

Por supuesto que a la reina no le gustara, pero en su pecho algo se calienta y le consuela saber que sí hay alguien que dejaría todo por él. –Steven... de verdad, gracias.