Avergonzado.

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Es el sexto y último estornudo que da esa mañana. Un baño caliente aliviará el frío que invade su cuerpo por consecuencia de haber dormido desnudo, con James. Se desliza un poco más en la bañera hasta que sus nudosas rodillas sobresalen y el agua cubre sus hombros.

Despertar con el abdomen pegajoso no es nada como despertar con la hombría de James pegada a su espalda. Estornudó y huyó al baño. Se sentía ligero, avergonzado y bastante satisfecho. Mueve sus pies debajo del agua y deja que el calor ingrese a su cuerpo.

- ¿Pido ya el desayuno o planeas volver a la cama? -se esconde un poco más en el agua, casi cubriendo sus labios. Su esposo habla desde el otro lado de la puerta.

A falta de una respuesta la puerta se abre y la cabeza de James aparece. - ¿Estás bien?

Recoge su piernas, escondiendo su desnudez. Aunque es ridículo porque James le vio hace una horas como Dios lo mandó al mundo. -Sí.

- ¿Seguro? -una de sus cejas esta levantada.

-Sí. -repite con mayor entusiasmo. -Pide el desayuno, estoy muriendo de hambre.

James le observa un rato más, finalmente sonríe y cierra la puerta. -Pude haberte acompañado, ¿sabes? Yo también necesito un baño.

Aunque no lo esté viendo, se siente terriblemente avergonzado. Pero también está sonriendo, no sabe que sucede, pero esta tan ansioso, nervioso y emocionado que su pecho vibra en una risa floja. -Será en la próxima.

- ¿Lo prometes? -con la puerta de por medio, puede ver la sonrisa en James.

-Lo prometo. -y no es en vano.

Opta por un jeans lavado y un suéter beige, aunque no le convence tanto el suéter, le queda demasiado grande de las muñecas y el cuello cae a un lado, se ve más delgado y pequeño de lo que ya es, pero no hay tiempo para cambiarse, su esposo ya le espera para desayunar.

En la mesa de la habitación ya está todo servido. Le agradece a Charlotte las tostadas francesas llenas de fresas y arándanos, espolvoreado con azúcar glas y un trocito de mantequilla.

-Entonces... -llego el momento. - ¿Sí me extrañaste? -de encarar a James.

Solo lleva una sudadera gris y unos pantalones de chándal. Su cabello está despeinado y sus hermosos ojos celestes le ven con esperanza. Steven se siente como la mantequilla que se derrite en su plato.

-Mucho. -afirma. -Demasiado para ser sano.

James le regala una fuerte carcajada y le agrega un beso. Un beso que sabe a dentífrico y a algo más, todavía no sabe que es. -Bueno, yo también.

A pesar de que hablaban todos los días, tienen mil cosas que contarse. Tienen mil planes que hacer para el nuevo año que inicia y también tienen que besarse, ninguna cantidad de besos con sabor a té son suficientes para reponer el tiempo perdido.

A pesar de ser lunes y tener compromisos que atender, se niegan a salir de la habitación. Steven le entrega su regalo de Navidad, un bonito abrigo de cuero negro con el interior de lana de oveja, hecho artesanalmente en su natal Carintia.

James le entrega una bonita pulsera de plata. Lleva varios dijes, cada uno con un significado.

-Un pequeño lirio por la primer pelea que tuvimos. -le explica mientras la va colocando en su muñeca. -Un copo de nieve por las noches que pasamos en Austria.

También hay un sol pequeñísimo, como recuerdo de Italia, su luna de miel. También una mini réplica de la catedral de San Pablo. Es hermosa.

- ¿La catedral? ¿Por nuestra boda?

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora