Non Ventus I/II

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 Steven tenía bastante tiempo libre cuando James asistía a las sesiones que sus beneficencias requerían. Le acompañaba un par de veces porque la prensa se descontrolaba un poco cuando le veían bajar del vehículo, todos queriendo saber sí habrá un heredero pronto o quién le viste.

El tiempo libre de Steven termina la primera semana de Febrero cuando le presentan el secretario que le apoyara en las nuevas responsabilidades que su nuevo rango trae. Ya lo esperaba, se había informado lo suficiente y estaba listo para comenzar a trabajar.

–Su alteza, es un honor trabajar para usted. –es alto, delgado, de un profundo verde en la mirada y un cabello azabache envidiable.

–Conmigo, no para mí. –le corrige y extiende su mano. – ¿Estás listo?

Es en ese momento cuando Steven Grant, príncipe heredo de Austria, se convierte en Non Ventus de la reina María, según lo declara la BBC.

Empezando porque Steven hace lo que nadie, en ninguna jodida monarquía, se había atrevido hacer. Cobrar por vestir, en palabras de la molesta monarca. Cuando se enteró, se molestó con James por no ponerle un alto, decirle que no era correcto, lo que la reina no imagino es que fue su propio hijo el que le había dado la idea.

¿Conoces a Gianni Versace? –están en la cocina del apartado del palacio, Steven niega mientras sigue colocando fresas en las crepas de la tarde. –El rumor dice que muere por conocerte.

–No sabía que creía en los rumores, su alteza. –se burla. –Me han dicho que quiere que use uno de sus últimos diseños.

–Según los mismos rumores, está dispuesto a pagar lo que sea con tal de que tú uses una sola bufanda.

–Sí, también me lo han dicho. Pero no creo que se vea bien.

–Podría ser una donación anónima para la fundación de cáncer de mama. –el rostro de Steven se ilumina y James recibe un beso larguísimo, casi eterno como recompensa.

Se anuncia que el príncipe de Austria vestirá la ropa de todos aquellos que estén dispuestos a colaborar con las causas por las que el príncipe lucha. Es así como Balenciaga, Prada, Fendi, Dior, Gucci y Chanel comienzan a llenar el armario extendido del príncipe.

Incluso Burberry, la casa diseñadora de la reina, envía gabardinas a combinación para el dorado matrimonio. Cada traje es utilizado en ocasiones donde la prensa es el primer invitado, como cenas de caridad, estrenos de películas, grandes obras teatrales y premiaciones. El éxito era rotundo, el traje que Steven utilizaba era el más vendido al día siguiente.

La accesibilidad del príncipe para responder preguntas lo convertía en el royal favorito de la prensa. Su amable naturaleza y la facilidad con la que podía conectarse con las personas lo hicieron ser el extranjero más querido por el pueblo británico.

Su popularidad crecía más y más cuando se reía sincero en los eventos de premiación y teatro al que eran invitados. Extendía la mano para todos, desde los conserjes hasta los altos mandos del ejército. A todos les encantaba su carisma sincero y el trabajo duro en las docenas de beneficencias bajo su mando.

–Señor, no va a poder creerlo. –Loki tiene en sus pálidas manos una muy formal carta. –La madre Teresa quiere tener una reunión con usted.

Anthony, que tomaba el té esa tarde con ellos, empieza a toser. –Era de esperarse, tu trabajo es increíble, estás haciendo un cambio notable.

Steven había cumplido un año de conocer a James y ahora maniobraba con la gran fama y figura influyente en que se había convertido y en su extraña relación con su esposo. A veces se recostaba en el sofá y miraba las noticias, sin poder creer que de Febrero a Octubre su presencia se había convertido en necesaria ante la sociedad.

– ¿Esto comienza a afectarte? –es sábado por la tarde, descansan la finca del príncipe James del intenso acoso de la prensa.

– ¿A ti sí? –cuestiona mientras juega con el helado que se derrite en su copa.

–Nunca fui el favorito de la prensa, Anthony siempre acaparaba la atención. –inicia James. –Es casi lo mismo, todos me preguntan por mi bonito esposo.

Se besan, porque es lo mejor que puede haber después de que todo el mundo tenga los ojos sobre uno, se besan porque están solos en la enorme sala y porque se necesitan, James el ancla de Steven y Steven es todo para James. 

 Sus influencias también repercutían en Austria. Las visitas a su padre se hacían más esperada cada dos meses, todos ansiosos de ver como el querido príncipe ha crecido. El rey Stefan se llenaba de orgullo cada vez que le veía llegar con cestas de panecillos humeantes, regalo de los súbditos, regalos recibidos con mucha alegría.

Es el doce de Octubre, a un mes de su primer aniversario con James. Están en Versalles, por la invitación formal del Rey Peter a pasar un fin de semana alejado de cámaras, trabajo o cualquier otra formalidad. La invitación decía que Anthony debía estar presente.

–Dicen las malas lenguas, que tu suegra es la única británica que no te quiere. –James y Anthony nadaba en la piscina climatizada, así que Peter se expresa tranquilamente en francés. – ¿Es cierto?

–De las docenas de veces que le hemos invitado a cenar al apartado, sola ha llegado dos. Nunca ha compartido un auto conmigo, nunca me ha llamado o me ha regresado las llamadas. –Steven enumera. –Cuando le pregunto si llegamos juntos a un mismo evento, prefiere no asistir o llega muy temprano o muy tarde. Creo que las malas lenguas tienen razón.

– ¿James que opina al respecto?

–El desayuna con ella los domingos, antes de ir a misa. –se encoge de hombros. –Dice no importarle. Él y yo estamos bien.

–Bien de: ¿"mmm bien" o solo bien?

–Bien, Peter. No comiences.

– Podrían anular su matrimonio, próximos a cumplir año y sin consumado. –se burla Peter. –Es imposible que vivan de manos... sudadas. –agrega cuando la mirada de Steven se afila.

–No vivimos de- ahg, han pasado cosas, ¿feliz?

Peter suelta una carcajada fuerte, estruendosa y Steven se avergüenza de inmediato. –Necesito saber qué cosas.

– ¿Y qué te sigas burlando? No. Gracias.

Una de las partes más difíciles de estar en la atención de todos los medios era la pregunta que nunca faltaba: ¿Tendremos heredero pronto?

Como le explicaba a la prensa que el matrimonio seguía sin consumarse porque se avergonzaba cuando las cosas se ponían duras y, aunque ya ha leído bastante, aún le asustan ciertas partes. Además, James parece no tener prisa.

Peter deja de prestarle atención en cuánto Anthony sale de la piscina. Puede ver como los claros ojos del rey se oscurecen bebiéndose la imagen de un príncipe Anthony mojado, con el traje pegado al cuerpo y gotas de agua escurriéndose por su plano abdomen o cayendo de la curva de su trasero.

–Está sangrando tu nariz. –anuncia en vano, Peter ha entrado en el campo de visión de Tony y ninguno de los dos parece poder dejar de verse, es increíble que James siga sin notarlo. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora