Oh niños, vamos a jugar. II/II

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–No mientas, sé que sabías que él vendría. 

–Te juro que no. 

–James.

–Steven.

Anthony sonríe silencioso escuchando los susurros del dorado matrimonio mientras comen los diminutos pasteles que Steven preparo después del almuerzo. Prefiere no entrar al salón y sube las escaleras, dormirá el resto de la tarde hasta que la cena de Nochebuena sea anunciada. 

Antes de llegar a la habitación asignada para aquellas crueles vacaciones, se encuentra al rey Stefan en un bonito salón floreado. Está parado cerca de la ventana, sostiene un libro que no lee más y sus grisáceos ojos parecen líquidos. Respira con calma y su cabeza hace un movimiento de negación casi imperceptible.

–Su majestad. –saluda mientras cruza la estancia. – ¿Se encuentra bien? 

El rey suspira como respuesta. –Es difícil entender las acciones que un corazón roto hace. –murmura sin dejar de ver por la ventana. –Cuando el dolor es demasiado, siempre nos aferramos a que cualquier solución será la acertada.

Anthony observa lo que tanta preocupación le genera al rey. Lo hace y se arrepiente de inmediato. 

Peter está en uno de los jardines, entre sus brazos está la hermosa Maree y la besa como si no hubiera un mañana. Ella sonríe entre cada beso y da pequeños saltos que generan risas en el rey. Anthony pierda la respiración, pierde el ritmo cardíaco y pierde el alma. 

El rey vuelve a tomar una profunda respiración y se gira hacia él. – ¿Crees que algún día se junten todos los corazones rotos para darnos una respuesta? –palmea su hombro y abandona el salón. 

Anthony sigue luchando por respirar. Siente la humedad acumularse en sus ojos y derramarse a una velocidad sorprendente. Jadea y coloca una mano sobre su estómago, siente que se estruja y se derrite. Sigue sin parpadear, sin apartar la vista. Sigue viendo como Peter sonríe y como Maree toca su perfecto rostro con suma delicadeza y le beso con lentitud.

–Te lo dije. –murmura ella. –Yo te advertí que eras un juego, cariño.

Su madre, delgada y rubia, le toca el hombro y acaricia su cabello. – ¿Te das cuenta que estuviste a punto de perderlo todo por alguien que no dudaría cambiarte a la primera oportunidad?

No hay respuesta, su pecho se agita y le cuesta respirar. Su madre, pálida y con las cejas juntas, le abraza con fuerza. –Aprende a tomar fuerza del dolor. 

Al escenario se une el general y el dorado matrimonio. John y James le dan apretones de manos al rey y Steven pareciera a punto de azotar la mano contra su rostro. Anthony solloza un poco más. 

–Esto es para que aprendas a escucharme, Anthony. –le recuerda la reina. –Yo nunca haría nada que te lastime, pero sí es necesario para que enmiendes tu camino, me veré en la obligación de educarte.

Ella deja un beso en su cabello y se retira. Anthony abandona la ventana en el momento en que los castaños ojos de Peter se alzan y se cruzan un milisegundo. Se desploma en el sofá y fija su visto en un punto irrelevante. Las palabras de su madre llenan su cabeza y le demuestran que una vez más, ella tiene razón. Que ella siempre va a ganar.

Steven ingresa unos minutos después, el cabello agitado y las mejillas florecidas. –Anthony... –exclama en un murmuro apagado.

Se sienta a su lado, le abraza y el príncipe Anthony llora silenciosamente contra su hombro. Se quedan ahí lo que parece una eternidad y Tony agradece el eterno consuelo que Steven parece ofrecerle. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora