Nuances.

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No fue fácil, pero Anthony había logrado sobrevivir a la imponente presencia que es el rey Peter. Se preparo durante al vuelo, sabía que Peter estaría al lado de Steven en esa situación, así que daba por hecho que se enfrentaría a su encantadora y enigmática presencia. Podía con eso.

Y lo logró. Esquivo con éxito cada exótica mirada que el rey le lanzaba durante la cena. Se acompañó de los duques de Sussex en el momento que su hermano y Steven abandonaron la cena. Se refugio en la habitación asignada y se hundió en la cama hasta que las arrebatadoras ganas de salir corriendo y buscar a su rey fueron dominadas por el sueño.

No sabe como se siente. La sensación de calidez y felicidad que hay en su estómago cuando el rey se reía o bromeaba eran tan agradables que deseaba que fueran eternas. Pero luego la gran parte de su corazón que le extraña, que desea ser parte de esas bromas, que necesita besar los labios que se estiran y forman la bonita sonrisa de Peter, se rompe un poco más. 

Hay un escozor detrás de sus ojos cada vez que le ve, es difícil hablar en su presencia y realmente prefiere no hacerlo. Pero llama la atención de aquellos que le conocen muy bien, como Samuel y Helmut. Le habían preguntado si sentía bien o aun tenía jetlag. Mintió, les dijo que estaba preocupado por las consecuencias de la travesura y como su madre perdería la cabeza.

Sobrevive la mañana siguiente buscando a Steven. Su cuñado, con cara de moribundo, le ofrece desayuno y un paseo por el pueblo a primeras horas de la mañana. El frío aire que recorre el pueblo le da fuerzas, llena sus pulmones de oxígeno limpio y suspira liberando el estrés que acumulaba su cuerpo.

¿Estás bien? –preguntó en mitad de la villa donde ofrecen frutos frescos. Steven le daba mil vueltas a una manzana y parecía a mil kilómetros de ahí. 

– ¿Disculpa? –los ojos perezosos le ven un par de segundos. –Sí, ya sabes. Todo esto.

No insiste. Solo el hecho de imaginar todo lo que pasa por la cabeza de su cuñado le da escalofríos.

Al volver al castillo, se siente con más energía para poder ver al hombre de sus sueños siendo regañado como un niño pequeño. Incluso tiene el coraje suficiente para sentarse a la par de él y tomar un largo y divertido desayuno con el rey Stefan. Casi al final se unen lo duques de Sussex y son presentado sin gran ceremonia ante el Rey de Francia y su agradable majestad el rey de Austria.

–Pareciera que huyes de mí. –su estómago se encoge y deja el libro que ojeaba en una de las salas del castillo.

–Claro que no. –fue mala idea desistir del recorrido que Viola les ofreció a los duques y a él. –Ha estado concurrido.

Peter le ve intensamente un par de segundos, asiente y se retira. Suspira, aunque no sabe si de alivio o decepción. Que ya no deba estar con él no significa que ya no lo quiera. Mira el techo y se hunde en el sofá de la bonita sala. Renunciar a lo que ama no es nada fácil, ya no llora, pero no hay un solo día que su recuerdo no le visite y que las ganas de llamarle no atormenten. 

Dormita un rato y finalmente se duerme. En sus sueños hay delgadas manos con enormes anillos que le sujetan y que le llevan a la luna. Hay labios, carnosos, rosas y profesionales. Hay problemas, hay conflictos y hay guerras.

– ¿Estás bien? –es la cabeza de su hermano la que sus ojos observan al abrirse abruptamente. –Creo que estabas llorando en tus sueños. 

Podría contarle, tal vez si hablará con alguien de como siente que su alma va muriendo cada día seria más fácil de sobrellevar. –Estoy bien.

– ¿Te ha llamado mamá? –claro, James asocia su ceño fruncido con su mamá.

–Sí, me quiere en casa para mañana.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora