Woomargama.

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El calor era abrasador. Steven sentía que sus pulmones ardían con cada respiración que tomaba. El bullicio no hacía más que incrementar la sensación de ahogo, pero Steven debía seguir sonriendo, seguir dando apretones de mano y seguir posando para la decena de cámaras que capturaban la llegada del matrimonio dorado.

Sabe que esa gira está diseñada para mostrar a James como un autentico príncipe y futuro gobernante de aquellas acaloradas tierras. Steven sabe que su lugar es estar al lado del galante hombre que saluda con la mano. Eso es para James, ella se lo dejo claro.

- ¿Estás bien? -pregunta James mientras son traslados al hotel.

Asiente de inmediato y lucha por seguir respirando entre aquel intoxicante calor. -Estoy bien.

Es la segunda semana de Enero de 1984 y los príncipes visitan Australia y Nueva Zelanda en un intento desesperado de la corona inglesa en evitar que los republicanos tomen la delantera y la idea de la independización sea solidificada y pierdan aquellas tierras de vital importancia para el reino británico.

"¿Qué crees que será lo primero que pregunten?"

La primer parada es el noticiero más importante de aquel lugar. La habitación es demasiado pequeña para la cantidad de reporteros que tratan de entrar y el calor que las cámaras producen hacen que sea apenas soportable estar ahí. Steven está seguro que solo es cuestión de minutos para que se desmaye.

Las preguntas son hechas para James y Steven agradece que sea así porque no está en condiciones de hablar sintiendo que se coce dentro del ajustado traje. Pero la prensa insiste en hacerlo hablar y luchando contra la desesperación de salir de ahí, se confunde al contestar.

James junta las cejas cuando le tiene que corregir en más de dos respuestas.

-¿Y tendremos alguna noticia pronto? -insiste la mujer y Steven gruñe.

A eso le sigue un almuerzo, una cena y mil apretones de manos más. Steven está acostumbrado a eso, pero el calor es agobiante y todo en su armario parece cocinarle. La segunda noche, de las cuatro semanas que les esperan, se hunde en la cálida bañera hasta que solamente su nariz sobresale.

- ¿Planeas deshacerte? -le llega la lejana voz de James.

El príncipe luce con evidente estrés. Sabe que la carga que lleva encima es demasiada y Steven tiene estrictamente prohibido intervenir con excentricidades, como la reina le había advertido, sino quería dejar a James en ridículo ante aquella importante exposición.

No solo hay estrés. Steven no está en su órbita desde que la reina encontró el espacio suficiente entre las actividades navideñas para meterse en su habitación y amenazarle un poco, recordarle su lugar ahí, decirle que es un rotundo fracaso al no ser capaz de engendrar un heredero y que era cuestión de tiempo que James se diera cuenta de aquello. Dijo que se sentaría a esperar y que verlos caer es el próximo futuro.

- ¡Steven! ¡Steven! -grita el público y el rubio siente desmayarse.

El sol es ofensivo y no puede dar un paso más en esa ridícula excursión. ¿Qué había en la cima de Ayers Rock qué no pueda verlo desde el avión? - ¡James!

El príncipe detiene el andar y la conversación con uno de los anfitriones. - ¿Sí?

-No puedo. No más. -le asegura mientras usa una mano para cubrirse del sol.

James le ve asustado un par de segundos y baja en un par de brincos. - ¿Te sientes bien?

-Creo que voy a vomitar, James. -dice cerrando los ojos ante la desesperante sensación. - ¡Esto es ridículo! No quiero subir.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora