Capitulo 208

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Siento unas manitas sobre mi cara y un cansancio que me puede.

~ Malú, es la mañana, debemos poner el árbol.

La voz de Cami suena en un susurro.

- Aún es muy pronto.

Me quejo mirando la hora en mi móvil, adormilada.

- Es domingo y no son ni las 7, Cami.

~ Pero yo quiero que ya lo pongamos.

Protesta.

- Vamos a dormir un poquito más, anda.

~ ¿No te da frío?

Pregunta curiosa, haciendo que se me suban los colores, estoy desnuda, tapada con el edredón hasta el cuello, creo que al sacar el brazo para alcanzar el móvil ha podido percatarse, aunque no ha visto nada. Gaby también lo está, por suerte la pequeña no se ha dado cuenta. ¡Que vergüenza, joder! Siempre intentamos ponernos el pijama tras nuestros arrebatos de pasión, pero ayer simplemente nos quedamos dormidos.

- Un poquito, creo que dormida me ha dado calor.

Sonrío incomoda, no sé cómo salir del apuro.

- Espérame en tu habitación y ahora voy a tumbarme otro ratito contigo.

~ Quiero aquí, con papi también.

- Hoy no Cami, vamos a dejar que papi descanse para que luego tenga mucha fuerza para colocar el árbol, ¿vale, cielo?

~ Está bien.

Acepta de mala gana y pone rumbo a su habitación. La que hemos liado, Dios mío, miro a mi alrededor intentando rescatar mis bragas y su sudadera del desastre que tenemos por todo el suelo. Parece que una bomba atómica ha explotado en nuestro cuarto.

Recojo algunas cosas y con el pijama puesto me voy con Cami.

- Anda, hazme sitio y vamos a dormir un poquito más.

Le pido al ver que esta tumbadita.

~ Ya no tengo sueño.

Suspiro, odio madrugar, sobretodo los domingos, aun no amanece y fuera cae una tormenta de aquellas que te invitan a pasarte todo el día en la cama mirando películas, bajar ahora con ella es la máxima expresión de amor que podré demostrar jamás a alguien, necesito volver a meterme bajo las sábanas.

- Serás bicho, ¿eh?

Sonríe triunfal.

- Vamos abajo que necesitaré un café. ¿Quieres un cola cao?

~ Si. Y que me leas cuentos mientras me lo tomo.

- Solo si me das un beso de esos bien grandes que me gustan a mi.

La pequeña se pone de pie en la cama y me abraza con fuerza dejando un sonoro beso en mi mejilla.

Bajamos y pongo la cafetera y su cola cao en el microondas, mientras doy los buenos días a las perras que nada más sentirnos bajar por las escaleras se han lanzado a nosotras. Dejo agua y comida en sus cuencos y me ocupo de dejar también para Chanelo que se ha ido a continuar su noche al salón.

Me acerco al librero en busca de algunos cuentos que puedan facilitarme la tarea, a estas horas no tengo creatividad para inventar historias y saco algunas galletitas para que Camila acompañe con su leche.

- Ya esta.

Digo tomando asiento en la banqueta de la isla frente a Cami.

- ¿Por cual empezamos?

Pregunto ofreciéndole algunas opciones, aunque estoy segura que acabará eligiendo "Adivina cuánto te quiero", es su favorito.

~ Este.

Me entrega el cuento de las liebres. Llevo solo unas pocas paginas cuando me sobresalto al escuchar el cerrojo de la puerta de casa.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora