Capitulo 317

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+ Que te calmes, culo inquieto.

Me pide cuando no dejo de removerme en el asiento del coche, y cambiando la radio sin acabar ninguna canción.

- No puedo, estoy ataca'.

+ Va a estar todo bien.

- Eso espero.

El abogado que se está ocupando de mi adopción a las chicas nos ha citado.

Entrelaza nuestros dedos y lleva mi mano a su boca para dejar un beso.

+ Veras que sí.

Pocos minutos después aparca, tendremos que andar hasta llegar al buffet y para mi mala suerte me paran más de una vez en la calle. Joder, adoro a mi gente, pero los nervios me están comiendo y es el peor momento para firmarles o hacerme fotos, además desde que regresamos de las islas  Cami esta súper intensa y ayer vino a dormir con nosotros. De tanto que se movía la que no ha dormido soy yo.

Intento ser amable, ellos no merecen cargar con lo que me pasa, aunque el nerviosismo me juega una mala pasada y he quedado como súper borde. ¡Genial!

+ Creo que nos han hecho fotos.

Me dice entrando en el gran edificio.

- Prepárate para ser portada la próxima semana.

Le recomiendo con una sonrisa irónica. En situaciones como ésta, odio ser Malú.

+ Que no pasa nada, ¿por qué estás tan negativa?

Deja una caricia dulce en mi mejilla.

- Porque ibas más adelante que yo y andando con prisas. Ahora seguro empiezan a especular que discutimos, que ya no estamos juntos y quizá que otras burradas que puedan inventarse.

Sus manos sujetan mis hombros con mesura y clava su mirada en la mía.

+ Ya han dicho de todo, y no lo llevas así. ¿Qué pasa?

Resoplo.

- Estoy segura que algo no va bien.

Admito.

- No nos habría citado aquí si quisiera que firme los papeles.

Reflexiono.

+ Pequeña.

Me mira serio.

+ Estamos juntos, estamos bien y tú eres la mamá de las chicas.

Me recuerda.

+ Si legalmente tarda un poquito más, no quiero que te desanimes, ¿vale?

- Es que...

+ Los documentos no van a cambiar lo que ocurre en casa.

Me interrumpe.

+ Que tu te pongas de mala hostia por esto, sí. Las chicas merecen tenerte bien.

Lleva razón, simplemente se me hace difícil aceptar que esto sea tan burocrático.

+ Enséñame una sonrisa, anda.

- ¡No!

De morros pongo los brazos en jarra.

+ ¿Me vas a hacer conseguirla yo mismo?

Pregunta gracioso.

- Este no es el sitio, Gaby.

+ Ya. Enséñamela tú.

- No.

+ Cuento hasta tres.

Amenaza.

- Vamos arriba, pesado.

Le doy al ascensor.

+ Sonrisa a la de una.

Niego.

+ A la de dos.

Otra vez lo hago. Esta vez luchando por evitar aquella curva en mis labios que el tanto insiste en ver. No pienso perder.

+ A la de tres.

Sus manos atacan mis costados, con discreción, provocando mi carcajada.

+ Así mucho mejor.

Asegura y deja un pico en mis labios.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora