Capitulo 376

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Sonrío al ver el nombre de mi mejor amiga en la pantalla de mi móvil. Puede llegar a ser muy pesada, pero no me falla nunca.

- Quedamos en que yo llamaría.

Saludo animada.

V: Ya, me lo he pensado mejor y no quiero esperar meses hasta volver a saber de ti.

- Eres una exagerada.

V: Exagerada o no, empieza a desembuchar que no tengo demasiado tiempo.

- Que va.

V: María Lucia...

- Sánchez Benítez.

V: Que graciosa te has levantado hoy. ¿Habéis echado un buen polvo?

- ¡Vero!

Me quejo escandalizada. Ojalá pudiese presumir de ello, pero últimamente ni sexo tenemos.

V: Anda, ¿qué está pasando?

- Gaby.

La confesión viene acompañada de un suspiro.

- La llama se nos apaga, Vero.

V: ¿Le quieres?

- ¿Estas de coña? ¿Cómo me preguntas eso? ¡Por supuesto que sí! Le amo.

V: ¿Te acuerdas el lio que montasteis con las chavalas para el bautizo de Carla?

Una sonrisa nostálgica aparece en mis labios. Menuda fiesta nos armamos para nosotras. Jamas lo olvidaría.

- Hay cosas que no se olvidan nunca...

V: ¿Sabes de lo que no me olvido yo?

Con un sonidito la invitó a seguir hablando.

V: De que cuando acabó todo, querías fumar, y tus cigarrillos estaban húmedos.

La memoria es frágil y a mí casi siempre me traiciona. No me creo que Vero se acuerde de aquel detalle, pero ahora que lo menciona, las imágenes vuelven a mi cabeza, remontándome a ese día. Si que me apetecía un cigarro.

V: Estabas empecinada en conseguir encenderte uno.

Me recuerda.

V: Y después de tratar y tratar, lo conseguiste. Yo pensé: esta cabrona es tan cabezota que alcanza el objetivo que se ponga en la vida.

Guardo silencio. Ella no tarda en romperlo.

V: Si has logrado encender unos cigarrillos húmedos, estoy segura que puedes volver a encender vuestra relación.

- No es tan fácil...

V: Es mucho más difícil hacer fuego donde hay agua que en un corazón que arde por tu amor.

Asevera.

V: Y vas a perdonarme que deba de regañarte... pero es tu turno, guapa... te toca a ti jugar todas tus cartas por Gaby. El chaval te tiene una paciencia de santo, aguanta tus ritmos, tu trabajo, la prensa, los rumores, tú carácter, tus inseguridades, tu orgullo, todo, Malú.

Enumera.

V: No ha habido una puta vez en qué discutáis y el no te busque para arreglarlo... igual te toca a ti.

Sus palabras duelen como puñaladas en el pecho, pero si he de aceptar que me obligan a reflexionar.

V: No permitas que vuestra llama se extinga...

- No sé cómo hacerlo.

V: Estoy segura que encontrarás la manera... Gordi, tengo que colgar ya, te llamo esta noche, ¿vale?

Su voz denota la culpa que siente por dejarme sin terminar esta charla.

- No pasa nada.

V: Un beso.

- Vero.

Digo apurada, antes de dejar la comunicación.

- Gracias.

V: Cuando te llame luego, quiero escuchar ese planazo que tendrás. No tengo dudas.

Me estimula a luchar por lo nuestro y se despide. Esa es mi amiga, la que siempre va con la verdad, por más dolorosa que parezca ser y la que jamás me permitiría dejar escapar al hombre de mi vida.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora