Capitulo 361

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El llanto de Lucia a la par con los ladridos de Danka son los que interrumpen nuestra irritante conversación.

= Pelo...

Lloriquea cuando la alcanzo, tocando con sus manitas una de las coletas que le he hecho esta mañana.

~ Aquella niña le ha tirado del pelo.

Me cuenta señalando a Valeria.

- ¿Por qué?

= Pupa... pelo...

La más pequeña sigue llorando, por lo que es su hermana la que me hace saber el problema.

~ Lu quería jugar con ella y le tiró de la coleta cuando intentó coger la muñeca.

Valeria también llora y Lara se acerca a nosotras.

La: Me parece que la hija de tu chico le ha hecho daño a Valeria.

Empiezo a sentir mi sangre en ebullición. Se ha empeñado con nosotras y no sé el motivo. Conmigo puede ser una bruta, pero no voy a permitir que se meta con las pequeñas.

- A mi me dicen que fue Valeria quien le tiró el pelo a Lucia.

La: No, mi niña no hace esas cosas.

~ ¿Quién es mami?

Me pregunta inocente, desviando mi atención hacia ella. Lo agradezco, estaba a puntito de perder los estribos, pero creo que lo mejor será dejarlo estar, no merece la pena discutir con una adulta que parece ser una cría más. Los niños pelean, es normal y viendo que no está por la labor de disculparse ni incentivar a su nieta a que lo haga, opto por no hacerle caso, de otro modo perderé las formas.

- Una amiga de la abuela, cielo.

La: ¿Mami? ¿Abuela?

Su gesto refleja completa confusión.

La: ¿No eran las hijas de tu chico?

- También son mías.

La: ¿Las has adoptado?

- Sí.

Miento, no tengo los papeles, pero sí que son mis hijas.

- No todo lo que dice la prensa es verdad.

Acierto a decir.

- Ni tampoco dicen todo lo que sí es.

Mis palabras la dejan muda. Creo que no se esperaba una respuesta así.

- Ven aquí, Danka.

Llamo a la perra para ponerle la correa.

- Nos vamos ya a casa.

La: Sigues con el carácter fuerte de siempre.

Me regala la sonrisa más falsa que he visto en mucho tiempo.

La: Ha sido un gusto verte, Malú.

- Hasta luego, Lara.

Me despido cortésmente, sin agregar nada más. No soporto la hipocresía ni el postureo, se me nota en la cara que no ha sido plato de buen gusto encontrarla y tampoco puedo entender el cinismo que acarrea su despedida.

Voy andando con Lucia cogida de mi mano y Cami junto a ella. En la otra llevo a Danka, que como siempre percibe cuando estoy mal. Solo quiero romper a llorar y no lo hago por ir con las nenas. La perra parece tenerlo muy claro, porque va a mi vera, sus pasos acompañan los míos y me mira con esos ojos compasivos que tanto la caracterizan.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora