Capitulo 261

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Narra Malú

Me despojo del pijama rápidamente. Esta guerra no va a acabar así, se supone que ambos debemos ser ganadores, y aunque mi orgullo me insiste en que siga en esta absurda competencia, la humedad entre mis piernas me suplica que esta noche el acabe dentro de mí.

- Descansa, guapo.

Le abrazo por la espalda. A pesar del frío que hace, solo duerme con pantalón y camiseta, lo que me facilita hacerle sentir mis pechos desnudos bien pegados a él. El bulto entre sus piernas me ha dejado saber que tiene las mismas ganas que yo de acabar la noche como más nos gusta.

Se gira y comienza a dejar húmedos besos por mi cuerpo. Gimo cuando su boca atrapa mi pezon.

Entre besos y caricias su ropa también ha desaparecido.

- Necesito sentirte.

Musito inocente, con la intención de que se haya olvidado de su reto y el deseo le gane la batalla.

Con su mano atrapa la mía, y las guía juntas hasta mi centro. Es el quien lleva el ritmo.

- Gaby, no quiero.

Me sorprende cuando además de parar los movimientos, se aparta completamente.

+ Lo siento.

Me mira lleno de culpa.

+ Creí que estabas jugando como yo.

Asegura contrariado.

+ Pero nunca te voy a hacer algo que no quieras. Es tu cuerpo y el sexo tenemos que disfrutarlo de la misma manera.

Dios mío, con este hombre me he ganado la lotería, no puede ser tan tierno.

- No, no te confundas.

Le pido.

- Estaba en el mismo juego que tú.

Aclaro. No quiero que piense lo contrario, siempre me ha respetado.

- Me gusta que nos piquemos.

Admito.

- Pero me da pudor que me veas masturbarme.

Reconozco.

- Y además, lo disfruto mucho más si eres tú el que lo hace.

Asiente con una sonrisa dulce. Juro que lo único que puedo ver en sus ojos es a un hombre perdidamente enamorado de mi, buscando hacerme feliz y satisfacer mi deseo como yo lo quiera. Nada en la vida me podría hacer sentir más afortunada.

+ Vamos a hacerlo a tu manera.

Anuncia esperando a que con algún gesto le dé permiso para volver a tocar mi cuerpo.

Decido besarlo. Es lo que más me apetece en este momento. Las ganas que nos tenemos son incluso mayores que las de antes, pero la forma es distinta, ahora tenemos la necesidad de demostrarnos nuestro amor, no de acallar nuestra pasión.

Sus manos me recorren. Sus labios no dejan de repartirme besos y su mirada no deja de repetirme su amor. Una noche más que vuelve a hacerme suya, pero con la misma magia como si fuese la primera vez.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora