La ropa hace rato que nos sobra. Nuestros cuerpos arden en deseo y así nos lo demostramos haciéndonos girar una y otra vez entre besos bruscos, gritos ahogados en gemidos acallados y caricias que distan de estremecernos.
+ Esto no está bien.
Susurro sin apartarme de sus labios. Quiero hacerle el amor, no follar como animales en celo. Decido parar, mirarla y empezar otra vez, tratándola con la delicadeza que merece.
+ Te amo.
Me besa. Algo más suave, pero con rabia.
+ Pequeña...
- Hazme tuya.
Suplica. Coge un condón del cajón y ella misma se ocupa de colocármelo.
- Por favor.
Sus piernas ya están flexionadas, listas para recibirme.
Me introduzco en sus profundidades y la embisto sin apartar mis ojos de los suyos, que están cerrados, buscando encontrar consuelo en el placer. Un puchero la delata, obligándome a parar. Ni por un segundo llegué a creer que esto es lo que desea.
- No puedo.
Murmura con los ojitos empapados. Su mandíbula tiembla y de un momento a otro va a derrumbarse.
- Por favor, quítatelo.
Implora totalmente rota.
- Te juro que no la voy a liar más, pero por favor no me hagas elegir entre tú y un bebé nuestro.
Su llanto ya es desesperado.
- He soñado con tenerlo toda mi vida, y ahora solo lo deseo junto a ti.
La intensidad de sus sollozos es abrumadora.
- No me obligues a renunciar a él.
Me ruega.
- Porque renunciar a ti no podría.
Mis ojos se encharcan. No puedo hacerle esto, no puedo y mucho menos quiero. Sueño tanto como ella con ese hijo, y su súplica me ha dejado completamente conmovido.
Me quito el condón y en silencio me tumbo a su lado, formándole un refugio entre mis brazos. Por largos minutos llora escondida en mi pecho. También a mí se me escapan algunas lágrimas. Ha sido un momento desgarrador.
+ Yo tampoco quiero renunciar a nuestro bebé.
Empiezo a hablarle bajito.
+ Y mucho menos renunciar a ti.
Suspiro amargamente.
+ Cariño... mírame, reina.
Sorbe la nariz y lo hace comedida. Veo en sus ojitos rojos de tanto llorar que tiene terror a mi respuesta. Me parece tan frágil ahora mismo.
+ Bonita.
La miro embelesado. Que preciosa es.
+ No quiero perderte, mi vida.
Confieso.
+ Deseo ese bebé tanto como tú.
Asevero.
+ Pero no quiero que la frustración y el dolor se apoderen de ti, no quiero verte llorar desesperanzada cada vez que te baja la regla... Necesito a esa chica cabezota que conocí en el hospital... que cuando le dijeron que tenía que operarse, se negó, haciendo once conciertos y bailando como una loca con un dolor brutal en el tobillo; a esa mujer valiente que por defender a su hija se vuelve una inconsciente enfrentándose a una desquiciada que va con un arma por la vida; a esa que el miedo no la para, la obliga a seguir intentando.
Acaricio su mejilla, limpio algunos rastros de sus lágrimas y paso mi pulgar por su labio.
+ Tampoco quiero que me ocultes tus sentimientos... Quiero que si nos vemos enfrentados a otra decepción, seas capaz de ver que la vivimos juntos... Que después de llorar cuando un mes no funciona, no pierdas la ilusión para el siguiente.
Reflexiono.
+ No quiero que tengamos que elegir. Quiero que cuando te haga el amor puedas sentir que el mundo se detiene, porque te amo sin importar nada más, quiero que sigamos siendo cómplices, que nos riamos de todo y de nada, que disfrutemos de nuestras hijas, que limpiemos nuestras lágrimas, que respetemos nuestro dolor, que cada mes tengamos la esperanza renovada y que juntos nos sorprendamos con el milagro de la vida.
Su menudo cuerpo se abraza al mío como tabla de salvación.
- Te amo.
Susurra repetidamente sin separarse. Esta todo lo pegadita a mi que puede, sin reprimir ni un solo sollozo. Su cercanía se me hace necesaria como agua en el desierto. Las declaraciones han dado paso a requerirnos mimos y apoyo, por lo que no dejo de acariciarla. Como necesitaba sentirnos así, piel con piel, sin pretensiones, solo amándonos, sin sexo, sin deseo, de la forma más pura que puede llegar a existir. Solos, ella y yo.
- Gaby.
Me llama bajito. Hago un suave sonido invitándola a hablar.
- Estoy enamorada de ti.
Promete llena de dulzura, antes de quedarse dormida abrazada a mi. Una sensación de plenitud me invade, y así, cuando su respiración está completamente relajada, me permito dormir junto a ella.
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Solo el amor nos salvará (Segunda parte)
FanfictionNovela inventada. La historia de amor de Malú y Gaby, una pareja que enamora. Por la cantidad de capítulos he tenido que continuar la novela como una nueva historia. Espero que os siga gustando.