Capitulo 292

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Narra Gaby

Me siento en la cama mientras Malú va guardando sus cosas en la maleta. Mañana cruza el charco para poder dejarse la piel en América. Si que vamos a echarla de menos estas dos semanas.

- Se me encoge el pecho viajar y dejaros tanto tiempo.

Me cuenta culposa al regresar a nuestra habitación. Lucia lloraba porque se le ha caído el chupete y quiso ir ella a socorrerla.

+ Que no pasa nada, pequeña, estaremos bien.

- ¿No vais a echarme de menos?

+ Mmmm

Me hago el pensativo.

+ Las chicas, puede...

- ¿Y tú nada?

+ Yo más que nadie.

Le digo mimoso, atrayéndola hacia mi.

+ Vamos a hablar todos los días.

- ¿Me lo prometes?

+ ¡Por supuesto! Además tengo que controlar que no me cambies por un argentino guapetón.

La pico provocando su sonrisa.

- Igual no un argentino, pero un chileno o mexicano, el mercado es grande.

Me provoca bien cerquita mía, sus labios casi rozan los míos.

+ Estaré atento.

Aseguro sintiendo el bulto en mi pantalón. Cuelo mi mano por los suyos, rozando la humedad entre sus piernas. Nuestras respiraciones empiezan a alterarse. Ambos sabemos donde acabará esto, y lo estamos deseando.

+ Esto sobra.

Me deshago de todo lo que cubre la parte inferior de su cuerpo. De pie abre sus piernas, invitándome a tocarla como sé que le gusta. Apoyo una de mis manos en el bajo de su espalda, y con la otra hago que mis dedos bailen en su interior.

- No... se te ocurra... quitar... tu... mano de allí.

Me dice con la voz entrecortada, pero no por eso menos autoritaria, cuando está a punto de alcanzar el primer orgasmo. Pretendo regalarle muchos esta noche.

- ¡Aggghh! ¡Gaby!

Exclama cuando esa maravillosa corriente eléctrica recorre todo su cuerpo.

+ Ven.

Propongo invitándola a tumbarnos en la cama. Esta guerra de pasión recién empieza. Me despojo de la ropa que le queda, y ella hace lo propio con la mía.

- Igualdad de condiciones.

Me mira traviesa, pero inmediatamente cierra los ojos cuando siente su pezon en mi boca.

Recorro su cuerpo con besos y caricias, no voy dejarme ni un trocito de piel sin atender.

+ Te amo.

Prometo perdiéndome en sus ojos antes de introducirme en ella, la embisto primero con delicadeza, para luego aumentar el ritmo, nuestros dedos entrelazados dejan marca en la mano del otro, presionándose para acallar nuestros gemidos que compiten por alcanzar el paraíso. Y lo logramos, una vez más, juntos.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora