Capitulo 226

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Suspiro abatido, cuánta razón lleva. Me levanto para poder abrazarla.

+ Lo siento.

Me aparto. No demasiado, y con dos dedos levanto su mentón para encontrar nuestras miradas.

+ No estoy acostumbrado a compartir mis obligaciones como padre.

Reconozco sincero.

+ Mucho menos con Alba. Amanda la quería, la aceptaba sin hacerla sentir menos que a Cami, pero nunca intervino en su educación, se llevaban estupendamente, pero a Alba jamás se le hubiese ocurrido llamarla mamá, ni a ella ocupar esa posición.

Le cuento.

+ De pronto llegaste tu, entregándoles tu amor, tu contención y tu preocupación.

Acaricio su mejilla agradecido.

+ Involucrándote en todo con el mayor cariño que podías darles, te convertiste en una madre para ellas aunque no estuvieron en tu vientre, y creo que ellas han sabido aceptarlo mejor que yo.

Digo avergonzado.

+ Yo sé que meto la pata.

Con mis pulgares limpio las lágrimas que pretenden volver a recorrer su carita.

+ A veces hasta el fondo, pero es porque yo también estoy aprendiendo a compartirlas contigo.

La miro a los ojos.

+ No necesito papeles, ni cambiar absolutamente nada del pasado, eres la madre no biológica de las tres, pero la madre al fin y eso es indiscutible.

Aseguro.

+ Solamente necesito que a veces me ayudes a recordar que ya no son sólo mías, que tú también quieres protegerlas, que quieres lo mejor para ellas y que su educación también depende de ti.

Apoyo mi frente en la suya por un par de segundos y luego vuelvo a mirarla.

+ Que cuando me equivoque, me lo digas, que a veces hago el gilipollas, pero te agradezco con toda mi alma que hayas entrado en nuestra familia, que ya te lo he dicho, pero es que de verdad eres tú la que convierte nuestra casa en el hogar más cálido que jamás podría haber soñado y que no quiero lastimarte, ni que pienses que no valoro todo lo que haces.

Su respuesta llega en un brusco abrazo que solo pretende ocultar su rostro para llorar libremente escondida en mi pecho.

+ Hey, pequeña... cielo... de verdad que lo siento, bonita... no quería dejarte fuera, simplemente me he puesto loco con la idea de que pueda pasarle algo a Alba.

Por fin consigo que me mire, con el rímel corrido y los ojos enrojecidos.

- No vuelvas a hacerlo.

Sorbe la nariz.

- Ni tampoco a hablarme así de bonito.

Sonríe entre lágrimas. Por fin suelto el aire que llevaba reteniendo, que mal me he comportado.

+ Tenemos un problema.

Me mira intrigada.

+ Que todavía tengo una historia por contarte.

Encorvo mis labios provocando que ella también lo haga.

+ Y espero que te parezca bonita.

Se inclina para besar dulcemente mi boca. Cuando la falta de oxígeno se hace presente cojo su mano y la llevo conmigo hacia la ventana. Estar en el piso 31 hace que tengamos unas vistas preciosas.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora