Capitulo 369

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- Gaby... yo lo siento.

Me interrumpe.

- Aquel día fue fatal... sabes que a veces cuando el agobio me gana la batalla necesito que me hagas tuya para encontrar la calma y se me fue la olla.

Se excusa. Esta arrepentida, sí que lo está, sus palabras son honestas, y su mirada penetrante.

- Pero ni siquiera me diste la posibilidad de explicarme.

Su voz suena a reproche.

- Entiendo tu enfado, me pasé tres pueblos...

+ Yo también fui injusto.

Intervengo aceptando mi culpa y sus disculpas. Tampoco me porté como un santo. Aunque nada cambia la decisión que he tomado.

+ Merecías que te escuchara, yo también lo siento.

- ¿Estamos bien?

Pregunta comedida.

+ Malú...

- ¿No lo estamos, no?

Sus ojos encharcados me lastiman. En todo momento supe que hablarle de esto sería difícil, pero jamas pensé que tanto.

+ Si... no... no lo sé.

Me lío.

+ Estamos bien... quiero estarlo, pero estos días he pensado demasiado...

Admito.

+ No quiero seguir buscando a ese bebé.

Suelto sin más.

+ No creo que ha sido una buena idea, no nos está haciendo bien.

Su falta de reacción me deja desconcertado. Solo asiente mordiendo su labio inferior, luchando por no derrumbarse.

- Vale.

+ Por favor, dime algo.

Suplico desesperado. Pensé que me iba a gritar y maldecir todas las barbaridades que merezco.

- ¿Qué quieres que diga?... Si no quieres volver a ser padre no puedo obligarte.

Espeta.

+ No es eso... sabes que me encantaría volver a ser padre, joder... Es que quiero que tengamos un hijo que sea producto de nuestro amor, no un hijo a cambio de ti.

Elevo la voz. Empiezo a exasperarme. Me mata verla así, destrozada, fingiendo una fuerza que ahora mismo no tiene, a veces es un torbellino que no la para nadie, y otras, tan frágil como un cristal.

+ Buscar un bebé supone ser algo lindo, coño, llevará sus decepciones, pero debiésemos disfrutar de lo que estamos viviendo... nos queremos, tenemos tres hijas preciosas, joder, te estoy perdiendo Malú...

Se abalanza sobre mi cuerpo rodeándome con fuerza.

- Te quiero.

Promete.

- Quiero estar contigo... te quiero a ti.

Confundido con su actitud me dejo hacer por los besos desaforados que reparte por mi cara, hasta anclarse en mi boca. La sujeto por la cintura y recorro la suya con mi lengua de forma salvaje.

No sé si esto acabará en amarnos o en desquitar la rabia y el dolor que hemos acumulado, pero no puedo parar, y creo que ella tampoco pretende hacerlo.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora