Capitulo 393

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- Manu ya está fuera, dice que hay varios periodistas.

Digo de mala gana apoyando el móvil en la mesita y recogiendo las pocas cosas que tengo conmigo. He recibido el alta y al salir de aquí tenemos que regresar a Madrid.

+ Ya, normal que haya prensa si ayer cancelaste un concierto por motivos de salud.

A veces creo que mi chico lleva mejor este tema que yo. Nunca termina de sorprenderme la calma con la que se enfrenta a la violación de nuestra privacidad.

- ¿Y no te importa?

Me mira encogiéndose de hombros.

+ No van a conseguir ninguna primicia... te echarán unas fotos y ya está, por desagradable que sea, es su trabajo.

- Yo flipo contigo.

+ Venga, no te agobies.

Deja un beso protector en mi frente. De alguna manera siempre logra reconfortarme.

Narra Gaby

- ¡Hogar, dulce hogar!

Exclama al entrar a casa y ser recibida por el zoo. Me ha costado trabajo conseguir que mejore el humor después de ser fotografiados saliendo del hospital y haciendo paradas para que pueda vomitar, pero finalmente lo he conseguido. Además las náuseas le han dado tregua y eso ha ayudado bastante.

- Eva me ha dado turno para el miércoles.

+ ¿A que hora?

- Diez y media.

+ Intentaré que alguien me cubra en pabellón.

- Gracias.

Mi chica quiere hacer una visita a su doctora. Necesita indicaciones para poder acabar la gira, aún quedan seis conciertos y si se encuentra bien, va a darlos. Además quisiéramos algún medicamento que pueda disminuir sus náuseas, no puede pasarse el primer trimestre como estos últimos días.

~ Papi.

Cami nos interrumpe.

~ Tengo mucho calor, ¿podemos bañarnos en la piscina?

- Que buena idea, ve a ponerte el bikini.

+ ¿En serio vas a bañarte?

- Yo también me muero de calor.

+ ¿Si?

Pregunto sugerente.

- No ese calor.

Niega muerta de risa. Luego rueda los ojos, dándome por caso perdido.

- Que no piensas en otra cosa, cariño.

+ Es tu culpa, por estar tan buena.

- Pues tienes dos opciones.

Se acerca provocativa a mis labios.

- Ponerte el bañador y aprovechar lo que queda de tarde en el jardín con nosotras.

+ ¿O?

Pregunto alterado, sujetando su cintura.

- O quitarte el calentón como te de la gana.

Ríe alejándose.

- Porque ahí fuera esta nuestra hija adolescente que no se pierde ni un solo detalle y dos nenas preciosas e inocentes.

Remarca la última palabra.

- Que no están preparadas para saber cómo los bebés llegan a este mundo.

La capulla tiene esa sonrisa triunfal que se le escapa cada vez que me gana.

+ Ya veras cuando las hormonas se te pongan pesadas, vas a rogarme que te haga mía y yo me lo voy a pensar muy en serio.

Una carcajada resuena por toda la habitación.

- Ya quisieras.

+ Igual me acabo negando mucho más de lo que tú crees.

- Insisto. Ya quisieras.

En un ágil movimiento quita su vestido, dejándome ver su cuerpo que solo está cubierto por unas braguitas a juego con su sujetador. Rápidamente se despoja de este último dejando que pueda recrearme con las vistas y luego de la única prenda que cubre su cuerpo.

+ Joder, Malú.

Sabiendo que no aparto los ojos de su anatomía, se contonea haciéndome enloquecer. Coge un bikini del cajón y lentamente, como si su felicidad dependiera de torturarme, cubre su desnudez. Deja un beso en mi comisura y sale dejándome con la baba colgando.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora