Capitulo 222

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Narra Malú

26 de diciembre. Pasadas las 11.30 de la noche.

Por fin ya estamos sentados en el avión. Cami duerme abrazada a su inseparable conejito de peluche y Lucia ha caído rendida nada más sentarnos apoyada en mis piernas, también aferrada a su jirafa. Alba va a su bola con los auriculares puestos, aunque sé que le hace la misma ilusión que a todos nosotros hacer este viaje.

Me abrazo al cuerpo de Gaby, le quiero tanto. A veces llego a sentir vértigo por todo lo que ha pasado en menos de un año, pero es que es... ¿perfecto?

Para mi si que lo es.

+ ¿Estas cansada?

Pregunta bajito, dejando un beso en mi frente.

- Sí.

+ Duerme, anda.

Niego con un leve movimiento de cabeza.

- Me apetece estar contigo.

Reconozco mimosa.

- ¿Miramos una peli?

+ Lo que tú quieras, reina.

- Yo quiero que me cuentes por qué has tenido la idea de pasar el año nuevo del otro lado del charco.

+ Te he dicho que te lo contaría allí, pequeña curiosa.

- Es que me tienes intriga'.

+ Ya, si tampoco te esperes tanto, es una tontería.

- Menudo viaje para una tontería.

+ Digamos que le prometí algo a alguien.

- ¿A Quién? Cuéntamelo, porfi.

Le pongo cara de niña buena. No dejamos de hablarnos en susurros, bien pegaditos, cómo aquellas parejas de enamorados, que ponen en la televisión.

+ Que no.

Hago un puchero.

+ Con morritos y todo estas guapa.

- No me hagas la pelota, quiero que me lo cuentes.

Reímos.

+ Vale, estas bien fea, pero pensé que me iba a ayudar el cambiarte de tema.

Me pica.

- ¿Bien fea?

+ Horrible.

- Una lastima por ti, te tocara pasar el resto de tus días con una chica horrible.

+ ¿El resto de mis días? Y yo que pensaba dejarlo.

Acaricia el puente de mi nariz con ternura.

- Lo siento, no tengo devolución, soy por el resto de tus días.

+ Eso dicen en las bodas. ¿Me estas proponiendo casamiento?

- Eso debes de proponérmelo tú, guapo.

Sigo siendo de esas mujeres que le gustan las cosas a la antigua. Sueño con casarme de blanco y que sea él quien me lo proponga de una forma súper romántica.

+ ¿Quieres casarte conmigo?

- ¿Me lo estas proponiendo?

+ Sí... no... que va, no, no así, pero, ¿te casarías conmigo?

Le miro confundida, ¿tiene alguna duda?

- ¿Tu que crees?

+ Quisiera creer que sí.

- Pues me lo pides y lo compruebas tú mismo.

Río, provocando que el también lo haga.

+ Tonta.

- Aunque igual te dejo y me voy con ese tío de allí.

Señalo a otro pasajero, probablemente de nuestra edad o unos pocos años más, que va dormido.

+ ¿Cuál?

- Aquel, bien guapo.

Se hace el desentendido.

+ No veo a ningún guapo...

- Guapísimo.

+ ¿Te refieres a ese que babea mientras duerme?

Provoca que se me escape una sonora carcajada que llama la atención de Alba y otras cuantas personas que van cerca de nosotros.

- Cabrón.

Sigo muerta de la risa y la mitad de la gente me mira.

- Eres malo que te ríes de la pobre gente que no controla su saliva.

+ Ya, si el que se ríe soy yo, y tú no tienes morro.

- Sí, luego me contagias la risa y me haces pasar vergüenza.

+ Estas apunto de conseguir que me dé lastima.

Asegura gracioso.

+ Anda, vamos a elegir una peli.

- Claro, con tal de tenerme ocupada en otra cosa te zafas de contármelo.

+ Mira, ademas de guapa has salido inteligente.

Vuelve a picarme, llevándose un guantazo de mi parte.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora