Capitulo 225

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31 de diciembre... o ya puedo decir que es 1 de enero, son pasadas las 3 de la madrugada cuando entramos en la habitación del hotel. Malú empujando el carrito de Lucia y yo llevo a Cami dormida en mis brazos. Alba protesta que no nos hemos quedado más tiempo en las calles de Manhattan celebrando el nuevo año, pero es lo que toca.

- Ala corazón, alegra esa cara.

A: Yo quería quedarme otro rato.

- Lo sé, pero es que con las niñas no podíamos, es lo que tiene pasar el año nuevo de viaje en familia, que luego no te puedes ir de fiesta con amigos.

A: Ya, si prefiero pasarlo así.

Reconoce.

A: Ha sido todo súper bonito, solo que quería estar allí un poco más.

- Pues nada, quédate con lo bueno.

Escucho como le recomienda. Me encanta que sea tan positiva.

A: ¿Puedo bajar un rato?

Pregunta. Asumo que se refiere a la fiesta que hay en el hotel.

- No, no me gusta que vayas sola.

A: Pero es aquí.

- Te he dicho que no, Alba.

Es la primera vez que oigo a Malú dar una respuesta tan tajante. Comparto su opinión, no conocemos a nadie y no creo que sería una buena idea. Además he de reconocer que adoro verla en su rol de madre.

A: Por favor, solo 10 minutos.

+ Alba, mamá ya te ha dicho que no.

He acabado de ponerle el pijama y acostar a Cami, y ahora aparezco para poder charlar con ellas.

A: Pero es que...

- No me hagas recordarte mis razones, dije no, ¿vale?

La interrumpe dejándome confundido y ella acata sin chistar.

Creí que estábamos de acuerdo en el argumento, no que Malú tenía algún otro motivo.

+ ¿Qué razones?

Ambas se incomodan.

- Que no conoce a nadie aquí, y una chica sola puede ser peligroso.

La conozco demasiado y sé que hay algo más. Alba suspira aliviada.

A: Me voy a la cama.

Sale de nuestra habitación al que es el salón de la pieza del hotel. Las tres chicas duermen allí, Lucia en una cuna que han puesto para ella y cada una de las mayores en un sofá que se convierte en cama.

A: Buenas noches.

Malú se levanta para meterse en el baño, pero la detengo.

+ ¿Qué ha sido eso?

- ¿El que?

+ No te hagas la desentendida, lo sabes perfectamente.

Resopla. Cierra la puerta y vuelve a sentarse junto a mí.

- No te enfades.

Su pedido llega tarde, y si lo menciona es porque motivos tendré para hacerlo.

- Cariño, una de las amigas de Alba vivió una muy mala experiencia en una fiesta y ella lo vio.

+ ¿En que fiesta? ¿Cuándo? ¿Por qué yo no me he enterado de nada? ¿Qué ha pasado?

- Aquella fiesta que no la dejaste ir, ¿te acuerdas?

Asiento cada vez más cabreado.

- Dos hombres le metieron mano a Elena. No llego a pasar nada más porque Alba y Sandra fueron a por ayuda.

Me cuenta dejándome pasmado.

+ ¿Por qué no me lo dijiste?

Solo pienso en la idea de que mi hija haya presenciado aquel horror y me desbordo.

- Porque hable yo con ella, le explique que lo que hizo estuvo mal, que no le habías dado permiso por...

+ Soy su padre.

La interrumpo antes de que pueda seguir dando explicaciones innecesarias.

- Ya.

Me mira cabizbaja.

- Pero estás siendo injusto.

Sus ojos se llenan de lágrimas.

- Entiendo que te enfades por no habértelo contado, imaginé que acabaríamos discutiendo, pero eres muy injusto, Gaby.

Vuelve a decir.

- Ya sé que no me embaracé, que no las parí, pero hago todo por ellas, las quiero como si fueran mis hijas, me llaman mamá y tú dices estar feliz con ello, pero luego cuando me toca educarlas me reclamas que eres el padre, dando a entender que yo estoy de más.

Con el borde de su mano limpia la humedad que el llanto le provoca.

- ¿Qué pretendes?

Me recrimina.

- No puedo cambiar el pasado, no puedo convertirme en su madre biológica, por más que lo quisiera. ¿Quieres que firme papeles de adopción? Por supuesto que lo hago, ¿pero eso cambiaría las cosas?

Me mira firmemente por un segundo y luego cubre su cara con sus manos para derrumbarse.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora