Capitulo 365

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Narra Malú

Aparco el coche junto al de José en el garaje de la casa de papá. He decidido conducir yo, sin hacer venir a Manu dos días antes, pero me sentía más tranquila siguiendo a mi hermano en el camino. Es largo y las paradas también se han hecho más amenas.

Pe: Pero si ya estáis todos aquí.

Sale a recibirnos.

- Hola papá.

Le doy un abrazo cariñosa.

Pe: ¿Y Gaby?

Pregunta después de saludar a todos. No le avisé que decidió no venir.

- Tenía turno, y no lo ha podido cambiar.

Pe: Que lastima.

~ ¿Podemos jugar?

Pregunta Cami con una pelota que ha encontrado en el jardín.

Pe: Si, pero contadme que niñas se han portado bien en el coche...

Enseña una bolsa llena de gomilonas.

Pe: Porque yo he traído esto para las pequeñas que se portan bien.

Sonrío al ver a las dos nenas y a mi sobrina intentando alcanzar las manos de mi padre, confirmando a gritos que merecen los chuches.

...

J: ¿Puedo pasar?

He dejado la puerta de la habitación entornada.

- Si.

Susurro acariciando la carita de Lucia que duerme en mi cama, succionando con fuerza su chupete. Se ha despertado llorando desorientada en la habitación que papá le preparó junto a Cami y Alba, y he decidido traerla aquí, a dormir conmigo.

J: Ha estado bien, ¿no?

Pregunta por la tarde con papá y su familia.

- Sí, creí que sería más difícil.

J: Papá se está esforzando.

- Ya... lo sé.

Admito con media sonrisa.

J: ¿Qué pasa con Gaby?

- No ha podido cambiar el turno...

J: Conmigo no cuela.

Era de esperar. Desde la primera parada que hicimos viniendo hasta aquí ha intentado encontrar mi mirada que ha rehuido de la suya, sé que no ha indagado más porque también estaban Adriana y las chicas.

- Discutimos.

J: ¿Me lo quieres contar?

- No.

Me encojo de hombros. Si hablo voy a llorar.

J: ¿Por qué no le llamas?

- Porque no me lo coge.

Le enseño mi móvil. Los mensajes marcados en leído y la única llamada aceptada es la que le seguía al mensaje de que las chicas le querían dar las buenas noches, las demás han sido rechazadas.

J: ¿Te paso el mío?

Niego.

- Hace dos días metí la pata... hasta el fondo.

Le cuento.

- Entiendo que es mi culpa y que se haya enfadado. Pero me enteré por mi suegra que pasó la noche allí, ayer regresó a casa tarde y me avisó que hoy no venía, sabiendo lo difícil que es estar aquí para mi.

Me quejo dolida y con rabia, mucha rabia.

- Estoy cansada de que pase de mi como si nada.

Mi hermano me acoge entre sus brazos.

- Ni siquiera me ha dado la oportunidad de disculparme. Esta siendo súper injusto, José...

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora