Capitulo 313

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Narra Gaby

Su lengua aterciopelada recorre cada rincón de mi boca, queriendo explorarla, sin perderse ningún detalle. Yo hago lo propio en la suya. Como echaba de menos sus labios. Sonrío al notarlos algo hinchados cuando la falta de oxígeno nos ha obligado a separarnos.

Atrapo su preciosa carita entre mis manos, me pierdo por un segundo en sus ojos chocolate que me enamoraron desde el primer momento y que siempre me han dicho toda su verdad, ya que son el más puro reflejo de su alma, y luego apoyo mi frente en la suya, contrariado.

- Lo siento.

Me disculpo verdaderamente arrepentido.

- Yo también lo siento.

Hablamos bajito, no necesitamos más, en susurros nos entendemos.

- No creo que vas a alejarme de las chic...

+ Shhhhh

La interrumpo apoyando mi dedo índice en sus labios.

+ Jamás haría algo así, ni a ti, ni a ellas.

Prometo.

+ Pero es normal que te lo cuestiones, y yo fui un cabrón por reclamártelo.

Admito.

+ Solo necesito que me perdones, que me permitas seguir a tu lado para demostrarte que puedo hacerte feliz y que nos olvidemos de todo lo que pasó.

Asiente con los ojitos brillantes. Las lágrimas se acumulan, y me enternezco al notar su lucha para que no escapen, es una llorica de lo más adorable. Se pone de puntillas y me responde con un beso de esos que te dejan sin el aire.

Narra Malú

Cuela su mano por debajo de mi camiseta y creo que tan solo con el roce de sus dedos en mi tripa necesito un cambio de bragas. Hace tanto no le siento... Discutimos cuando yo seguía en America y ahora pareciera que fuésemos a hacer el amor juntos por primera vez, con la ventaja de conocernos a la perfección y saber cómo llenar de placer al otro. El no duda en hacerlo, conoce de memoria cuáles son mis puntos débiles.

- No...

Murmuro con la voz ronca por la excitación.

Como cada vez que presento alguna negativa, se detiene de inmediato.

- No quiero preámbulos.

Me explico sonriente.

- Necesito tenerte dentro.

Sonríe dulcemente y hace caso a mi pedido. Se despoja de las ropas que cubren desde nuestras cinturas hacia abajo, el frío aquí es demasiado como para hacerlo desnudos. Me tumba con delicadeza y lo recibo gustosa entre mis piernas. Nuestros gemidos de placer son el coro perfecto para el sonido que hacen las olas al romper. Son unas pocas embestidas las que me llevan hasta las estrellas.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora