Capitulo 384

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Narra Gaby

Salgo de su interior y me tumbo a su lado. Nuestras respiraciones aún están agitadas y nuestro cuerpos llenos de sudor.

- Te quiero tanto.

Promete.

Mi única reacción es rodearla con el brazo para que pueda descansar sobre mi pecho, bien cerquita mía y dejar un beso en su frente. Su confesión ha sido tan honesta que cualquier palabra rompería la magia del momento.

- Me he quedado súper relajada.

Sonríe cuando paso la sabana por nuestros cuerpos desnudos. Hace un rato le he estado haciendo cosquillas en el brazo y estaba por quedarse frita.

+ Descansa, bonita.

- No me sueltes.

Pide dulcemente.

- Me apetece dormir abrazada a ti.

+ No te soltaría nunca.

Admito. Adoro estas noches en las que después de habernos consumido por la pasión tenemos la necesidad de seguir demostrándonos todo nuestro amor. Ese piel con piel que no tiene pretensiones, solo el más puro de los sentimientos, ese amar sin límites, ese juramento mudo que nos consagra únicamente para el otro, ese seguir haciéndonos uno sin sexo.

- No lo hagas... No me sueltes nunca.

Sus ojitos me miran llenos de sentimiento.

+ Te amo, Malú, te amo con locura.

- Yo te amo a ti.

Se inclina, frotando repetidamente su nariz con la mía.

- Quisiera detener el tiempo.

Me cuenta después de varios minutos de silencio.

- Quedarme aquí contigo para siempre.

+ No es necesario detener el tiempo para que te quedes conmigo para siempre... Yo no quiero detenerlo.

Reflexiono sin dejar de acariciarla.

+ Creo que lo bonito está en avanzar juntos en la vida, ¿no?

Le doy un beso en la cabeza.

+ En alcanzar metas, superar adversidades... no sé, llegar a ser ancianos y mirar el pasado llenos de orgullo.

- ¿Tu hoy no piensas dejar de emocionarme?

Pregunta graciosa, haciéndome reír con ella. Vuelve a inclinarse, pero esta vez la distancia la acorta con un beso que yo mismo me encargo de alargar. Disfruto de sus labios en los míos y cuando la falta de oxígeno nos obliga a separarnos vuelve a su posición original, apoyada en mi pecho y así, sin decir nada más, nos entregamos juntos a los brazos de Morfeo.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora