Capitulo 254

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Narra Malú

- Buenos días.

Me engancho en un abrazo cariñoso a Melendi que corresponde de la misma manera.

Me: Cuanto tiempo sin verte.

Me analiza de pies a cabeza.

Me: Estas cada vez más buena, amiga.

Me piropea gracioso, logrando que se me suban los colores y se me escape una risita tímida, Melen y sus formas.

Me: Churros con chocolate para la señorita.

Deja la bandeja en la encimera.

Me: Y dime que eso no ha cambiado y que no te has casado sin que me entere.

Exploto en una carcajada, será imbécil.

- Que va, sigo siendo señorita.

Le doy un guantazo en el hombro.

Me: ¡Ala! ¡Bruta!

- ¿Café?

Me: Por supuesto.

Preparamos todo en una bandeja y vamos al salón. Poco tardan las tres perras en seguirnos.

Me: Bueno qué, ¿vas a contármelo?

- ¿Qué cosa?

Exageradamente recorre la casa con la mirada, dándome a entender que quiere saberlo todo.

Me: Os mudáis juntos, tres chicas, tres perras, un gato; por cierto, a esta no la conocía.

Acaricia la cabecita de la cachorra que le regale a Gaby por su cumpleaños.

Me: Y casualmente escucho que te llaman "mamá", no sé si prefieres empezar por tu cambio de vida o porque ahora eres tan top que no puedes salir sin Manu.

Me pica. Ruedo los ojos dándome por vencida, Melen es de lo que no hay y no va irse de aquí sin que nos hayamos contado cada detalle de nuestras ajetreadas vidas, se parece a Vero, creo que por eso se llevan tan bien.

Me: O igual tienes más cosas para contarme que todavía no me entero, a ver esas manos, ¿hay anillo?

Me río enseñándole mis diez dedos.

- No hay nada más.

Finge soltar el aire retenido.

- No te hagas el gracioso.

Le riño.

- Nos mudamos juntos y pues no sé, las cosas se fueron dando de forma natural, me empezaron a llamar mamá, y me encanta.

Confirmo orgullosa.

Me: Ya, se nota, la sonrisa se te escapa de la cara.

Es cierto, no puedo ocultarlo.

Me: Tienes que enseñarme la casa.

- Vamos.

Me: ¿Cómo llevan las chicas lo de la gira?

Pregunta cuando le enseño el estudio.

- Pffff, fatal.

Le cuento como ha reaccionado cada una con la vorágine de ensayos, conciertos, promo y demás.

Me: Si, para los niños siempre es duro.

Tiene experiencia, con cuatro seguro le ha pasado de todo.

Me: Pero van a acostumbrarse, y tú también a vivirlo de otra manera.

- Ya, no pensé que ellas me podían cambiar tanto la forma de ver todo.

Aseguro. Jamas dejaría la música, pero si es cierto que ellos son mi prioridad y ahora debo aprender a compaginar mi vida personal con la profesional.

Me: Tu lo has tenido más difícil.

Me dice.

Me: Nosotros hemos aprendido a llevarlo paso a paso y de a un hijo a la vez, tú te convertiste en madre de tres al mismo tiempo y cada una con diferentes necesidades.

- No lo había visto así.

Admito.

- Pero no me importa que para mí sea más difícil. Te juro que cuando las escucho llamarme mamá es tan satisfactorio que cualquier esfuerzo merece la pena.

Me: Me alegra oírte hablar así, Lula.

Sé que es honesto.

Me: Y perdóname que insista, pero es que me has dejado desconcertado. ¿Desde cuando no vas sola por la calle?

Frunzo el ceño, ha llegado la hora de contarle la verdad, casi nadie lo sabe, pero Melen es mi mejor amigo.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora