Capitulo 287

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El ruido que hacen las sirenas interrumpen sus irónicas palabras y hacen cambiar su gesto de inmediato.

Pa: Firma rápido o te juro que disparo.

Amenaza. No tardo en firmar el primero. Mentalmente me despido de Sony, mientras paso al siguiente documento. Mis ojos albergan tantas lágrimas que me cuesta ver donde tengo que escribir.

Apenas me da tiempo a apoyar el bolígrafo en el folio. Los milagros parecen existir y algunos coches de policía iluminan el diámetro en el que nos encontramos. La oscuridad ya ha caído en el parque y las luces que destellan los oficiales brillan esperanzando nuestra salvación. 

Narra Gaby

Los minutos se me hacen eternos. Para cuando llegamos me encuentro a Alba aferrada al cuerpo de Malú llorando desconsolada en la penumbra de este sitio. Solo ruego que no le hayan hecho daño a ninguna de las dos.

Corro hacia ellas y veo en la mirada de mi chica su agobio. Puedo notar que intenta hacerse la fuerte para consolar a nuestra hija, pero va a derrumbarse de un minuto a otro.

+ ¡Hey!

Llamo la atención de ambas.

A: Papá...

Sale del refugio que encontró entre los brazos de su madre y me mira con los ojos empapados.

+ Shhhhh, venid aquí.

Abro mis brazos para acobijarlas. El detective me puso al tanto de todo en el camino y por suerte la policía a llegado a tiempo, los escalofríos me recorren al pensar en el peligro que pasaron.

Ahora Patricia está detenida por acoso y amenazas, y el juez evaluará si será internada en un psiquiátrico. De cualquier modo tiene una orden de alejamiento de nosotros.

Alba se lanza a mi como tabla se salvación, acaricio su espalda mientras sus lágrimas mojan mi camisa. Malú en cambio se mantiene al margen, la miro preocupado. Hago una señal para invitarla al abrazo, pero niega contrariada.

+ Vamos a casa.

Propongo después de varios minutos. Creo que a las dos les hará sentir más seguras estar en el calorcito de nuestro hogar.

Malú me tiende las llaves del coche para que sea yo quien conduzca.

..

.

A: Enseguida vengo.

Anuncia echándose a correr escaleras arriba. Su móvil suena y apuesto a que es Iván. Venia en el coche escribiéndose con el.

Aprovecho que las más pequeñitas están concentradas frente al televisor para coger la mano de mi preciosa novia y guiarla conmigo hasta nuestra habitación. Estando solos espero que pueda desahogarse en condiciones.

No hace falta nada, solo un segundo después de cerrar la puerta tras nosotros hace un puchero y rompe a llorar como una niña chica muerta de miedo. No digo nada, solo la acaricio dejando que libere la tensión del desafortunado momento que acaba de vivir.

No se cuanto rato pasa, pero por fin su respiración alterada empieza a recomponerse.

- Tuve tanto miedo.

Sorbe la nariz, aunque con la llorera no le sirve demasiado, todavía tiene mocos y sonríe agradecida cuando dejo un klinex en su mano.

- Y me siento culpable, yo misma le dije a Alba que tenía que ir, que si se negaba a conocer a sus madre iba a arrepentirse para siempre.

Vuelve a dejar salir algunas lágrimas desordenadas.

- Y ahora va a arrepentirse de haber ido... por mi culpa ha vivido el peor momento de su vida.

+ Deja de culparte, no tenías como saberlo.

Le pido dulcemente. No tendría que haber salido sin Manu, y menos actuar tan impulsivamente en un tema así de delicado, pero este no es el momento para reprocharla, solamente de llenarla de amor y conseguir que pueda calmarse, ha arriesgado su vida por proteger a nuestra hija, aunque menuda manera.

+ Hiciste lo que creías que era mejor para ella, y Alba tiene mucha suerte de que tú seas su madre.

Aseguro. Las tres chicas pueden presumir de ello. Nadie en el mundo podría quererlas y cuidarlas como lo hace Malú.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora