Capitulo 291

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Narra Malú

¡Por fin hemos llegado a Mérida! Los días en Algeciras fueron una pasada, pero el camino hasta aquí una pesadilla. Cami se ha puesto mala y hemos hecho demasiadas paradas para que pueda vomitar. Además de tener que cambiarla varias veces porque se ha puesto perdida. Esta mañana me han despertado para cantarme el cumpleaños feliz con una gran tarta, y a la pequeña no le ha sentado nada bien.

+ Te dejo en el recinto y me voy para el hotel.

- Vale.

Hubiese preferido ir con ellos y que luego Manu me recoja, pero las paradas nos han retrasado y tengo que hacer la prueba de sonido.

Alba e Ivan se vienen conmigo. Gaby llevará a las nenas a echarse una siesta y luego volverán aquí.

P: ¡Feliz cumpleaños hija!

Mi madre me abraza cariñosa. Ha querido venir a acompañarme en este día. A su saludo le sigue el de José y luego todo mi equipo. Que suerte tengo de tenerles a todos.

- ¿Estas bien?

Pregunto a Alba estando a solas en mi camerino.

A: Sí.

- Sabes a que me refiero.

Ahora no tengo tiempo para rodeos, mañana regresamos a Madrid y no hemos hablado de Patricia desde que salimos de casa.

A: De verdad estoy bien. Algeciras me ayudó mucho, y que Iván ahora esté aquí también.

Asiento conforme. Me alegra que lo haya hecho, era lo que buscaba con nuestra escapada, que ambas podamos quitarnos el mal sabor de boca con el que llegamos.

A: Mamá.

La miro directamente a los ojos.

A: Gracias. Te arriesgaste mucho por mí.

Anuncia conmovida. Yo si que lo estoy.

- Jamas permitiría que te hagan daño.

Prometo.

A: Y una cosa más...

Mira hacia el suelo, algo avergonzada.

A: Gracias por quererme, y por elegirme.

Con lo sensible que estoy últimamente, y encima justo antes de un concierto me sale con esto. ¿Cómo podría no llorar?

- Ven aquí.

Abro mis brazos hecha un mar de lágrimas.

- Te elegiría una y mil veces.

..

.

- ¡Mérida!

Sonrío sonoramente, súper emocionada. Lo estoy dejando todo aquí arriba, disfrutando como no lo hacía hace tiempo.

- Que ganas tenia de que el día de hoy llegase rápido, para poder sentirte.

Antes de que pueda seguir con mi monólogo, veo como sacan globos y carteles llenos de felicitaciones. Tengo a toda mi gente cantándome el cumpleaños feliz. Me emocionan hasta las lágrimas. Intento reponerme, y cuando su rugido acaba, retomar lo que quería decirles, ¡pero es que no puedo!

Vivi me socorre, tendiéndome un vaso de agua. Respiro un poco más, y vuelvo a hablar con ellos.

- ¡Gracias! No se me ocurre una manera más bonita de cumplir años... junto a vosotros, que sois mi familia.

Otra vez hago alusión a Gaby y las chicas cuando les hablo. De verdad que teniéndoles a ellos en el lateral del escenario y a mi maravilloso público delante, no puedo pedir nada más.

- Después de tantos años junto a vosotros, me apetecía contaros quién soy. Hablaros de esa mujer que aunque parece fuerte, también se hace pequeña... también necesita abrazos, y que la mimen... que siente miedo...

Admito.

- Esta semana, tuve mucho miedo.

Confieso, sin entrar en detalles.

- Y sois vosotros los que me dais la fuerza, para seguir adelante...

Una vez más miro de reojo a las cuatro personas que se han convertido en mis pilares, y luego devuelvo la vista a ellos, mi gente.

Tomo asiento en el taburete que me han dejado preparado y comienzo a entonar los primeros acordes de todos los secretos.

Cuando quiero darme cuenta de todo lo bonito que está pasando, el show llega a su fin. Deseo con toda mi alma, que ellos lo hayan disfrutado tanto como yo.

Los brazos de mi chico me reciben orgulloso.

+ ¡Has estado brutal!

- ¿De verdad te ha gustado?

+ ¡Muchísimo!

Asegura.

+ Además con esos bailecillos y tus monos, me he acordado que tenemos algo pendiente...

Le miro sorprendida. No tengo idea de que va.

+ En casa jugando al yo nunca, escuché que los artistas lo hacéis en los camerinos.

Responde con voz pícara.

+ Y yo todavía no he tenido el placer de acompañarte...

Recrimina malicioso. Me giro un segundo para ver a las chicas, las pequeñas juegan con mi madre y la mayor disfruta de la compañía de su chico, por lo que no me lo pienso dos veces, entrelazo nuestros dedos y me echo a correr, nadie va a echarnos de menos si desaparecemos un ratito.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora