Capitulo 334

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+ Eso no va a pasar.

Afirmo.

+ Porque tú te ocupas todo el rato de no permitirlo... Aunque te vayas de gira, también estás en casa, dándoles toda tu atención, llenándolas de amor, pasando tiempo de calidad con ellas...

- Lo que parece no ser suficiente.

Con el borde de su mano limpia otra lágrima que se le ha escapado.

+ No, bonita.

Cojo sus manos entre las mías y entrelazo nuestros dedos.

+ A Cami la afectó mucho tu viaje a America y tenemos que repararlo.

Aseguro. Tampoco pienso desatender los sentimientos de mi hija.

+ Pero no creo que se sienta abandonada, ni que odie tu trabajo, y mucho menos que no se sienta muy amada por ti...

Con mi pulgar acaricio su mano.

+ Creo que hay que darla mucho cariño, contención y se le irá pasando.

- ¿Y si no es así? ¿Y si de verdad se siente como yo lo hacía con papá?

+ ¿Y si no es así?

Contesto repitiendo su pregunta.

+ ¿Y si solo ha sido que te ha echado mucho de menos? ¿Qué simplemente ha echado en falta tantas cosas que haces por ella y que no quiere perderse de todo eso cuando tú no estás?

Me dispongo a enumerar algunas de las tantas cosas que hace por la niña.

Porque eres la mejor mamá del mundo, y tiene la suerte de estar acostumbrada a que la despidas con una sonrisa cada vez que la llevas a la guardería por las mañanas, a que te pongas de rodillas en el suelo para poder jugar con ella a cada una de las cosas que su creativa cabecita inventa por las tardes, a que le leas un cuento todas las noches, a que le entregues su cola cao a la temperatura ideal por la mañana, a que le preguntes como ha ido su día mientras le das un baño todas las tardes, a que su beso de las buenas noches venga acompañado de mimos...

No me mira a los ojos. Nunca lo hace cuando la alabo.

+ Pequeña, jamás descuidaría el cómo se siente ninguna de las chicas.

Afirmo.

+ Y si hay que hacer algo con Cami, te prometo que lo haremos.

Levanto su mentón obligándola a mirarme.

+ Pero no me parece que estas siendo justa contigo.

Dejo un mechón de pelo detrás de su oreja.

+ Porque eres una madre estupenda, que das todo por ellas, de mañana, de tarde y de noche, y te estas torturando a ti misma con culpas que no son tuyas.

Sus ojitos empapados me matan.

+ Los errores que haya cometido Pepe son únicamente suyos, y a ti te afectan como hija, no como mamá.

Beso despacio sus párpados cerrados, queriendo ser yo el que se ocupe de quitar esas lágrimas que ella ha permitido dejar caer.

+ Y todo lo que te apetezca que charlemos o hagamos para que entre Pepe y tú podáis afianzar vuestra relación, estaré encantado de apoyarte para que así sea.

Asevero.

+ Pero no voy a permitir que conviertas sus errores en los tuyos, porque no lo son.

Remarco las últimas tres palabras.

+ Así que deja de comerte la cabeza, porque Cami necesita tu amor, no que cargues con culpas ajenas, ¿vale?

Se aferra a mi cuerpo como tabla de salvación.

+ Ven.

Tras acariciar su espalda por largo rato y confirmar que que ya se ha calmado, me separo de ella y doy unos golpecitos en la cama.

+ Túmbate.

Me mira confundida.

+ Voy a darte mimos hasta que te duermas.

Propongo. Está agotada, ha llorado bastante en las últimas horas y por diferente motivos.

Una leve curva se dibuja entre sus labios, sin pronunciarse demasiado.

- No así.

Niega con la cabeza y me empuja con suavidad para dejarme tumbado. Luego se acurruca entre mis brazos y se inclina para besarme. Vuelve a su posición apoyando su cabeza en mi pecho y ahora sí me deja llenarla de cariño hasta que tan solo unos minutos después la escucho respirar totalmente relajada. Se ha dormido. 

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora