Capitulo 321

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V: Venga.

Suspiro. Hablar de lo que me duele nunca es fácil.

- No puedo adoptar a las chicas.

Me mira ojiplática.

- Firmé un documento que me hace apoderado legal, pero no puedo adoptarlas.

V: ¿Qué has firmado qué? Pero ¿Cómo no me cuentas estas cosas, Maria Lucia?

La miro a los ojos, y al notarlos empañados entiende a la perfección mi respuesta.

- No estamos casados.

Rompo el silencio después de algunos minutos. Soltando el humo de aquel cigarrillo que me he encendido.

- El juez quiere matrimonios, no le basta con que vivamos juntos.

V: Pero si tú eres más madre de esas niñas que muchas madres biológicas de otras criaturas.

- Ya, dicelo a él.

V: ¿Y entonces?

- Nada Vero. Podemos apelar, pero el abogado ha dicho que todos los jueces piden matrimonios, por eso recomendó lo de ser apoderado.

Me regala una mirada comprensiva.

- Y Gaby no me lo pide.

Confieso rota y llena de dolor. No entiendo el por qué. Yo apuesto a todo con nuestra relación, y él... él creo que no quiere atarse a mi para siempre.

Una lágrima solitaria rueda por mi mejilla. Llevo desde aquella desafortunada entrevista con el abogado reprimiendo la pena que me genera su furtivo rechazo, si lo he conseguido durante varios días, no pienso dejarle escapar ahora, rápidamente la arrastro con la yema de mis dedos.

V: A veces es imbécil.

Dice graciosa, pretendiendo subirme el animo.

V: Pero si hay algo que estoy segura, es que ese tío te adora... algún motivo tendrá.

- ¿Cuál?

V: No lo sé, pregúntaselo.

- Se te ha subido el alcohol.

Remarco escandalizada.

V: Malú, no puedes quedarte con esa sensación dentro y no decirle nada a él. Vas a acabar por haceros daño a ambos.

- ¿Para que? ¿para que me lo pida por obligación?

Resoplo negando con la cabeza.

- Si no quiere casarse conmigo... pues eso... no nos casamos y ya.

V: ¿Y cuánto tiempo piensas que te va a durar la buena cara con el?

Pregunta tajante.

V: Porque si te crees que no lo sospecha, te equivocas, el también sabe disimular, y a diferencia de todos los gilipollas con los que te liaste antes, el te conoce de verdad.

- ¿Te ha dicho algo?

El comentario de mi amiga me pilla por sorpresa.

V: Nada que cambie lo que tú tengas que decirle a él.

- Vero...

V: Gordi...

Me habla con ese tono que usa cuando sabe que necesito su apoyo y cariño.

V: Vosotros ya sois como un matrimonio, tengáis esos papeles o no... no te cargues todo lo que habéis construido hasta ahora porque tu puto orgullo no te deja preguntarle el por qué no quiere proponértelo.

Sus palabras me hacen pensar.

V: La confianza y la honestidad son las bases de una relación, y el ya sabe lo que te pasa.

- Y si lo sabe, ¿por qué no me dice nada?

V: No soy yo quien debe responderte, pero creo que merece que tengáis una charla honesta.

Suspiro. No sé qué hacer.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora