Capitulo 253

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Narra Gaby

Acaricio su vientre haciendo dibujos sin sentido tras el segundo asalto, estoy acostado con mi cabeza sobre su pecho y ella juega sutilmente con mi pelo.

- ¿De verdad te gusté desde el primer día?

Pregunta con voz dulce. Asiento convencido.

+ Me pareciste muy hermosa.

Recuerdo.

+ Y estabas allí llorando sin saber que hacer con tu tobillo. Sentí unas ganas locas de protegerte.

Confirmo con una sonrisa. Sé que ella también la tiene. Tira suavemente de mi y mira mi boca, luego acorta la poca distancia que hay entre nosotros.

- Tu me pareciste muy misterioso.

Un pico.

- Y jodidamente guapo.

Con sus dos manos sujeta mi cara. Me mira intensamente, pasando su pulgar por mi labio inferior, probablemente algo hinchado después de amarnos.

- Y cuando creí que estabas casado, sentí mucha envidia de esa mujer.

Admite avergonzada.

- Aquel día que me dijeron que tenía que operarme y me acobijaste entre tus brazos tuve la sensación de que contigo no podía pasarme nada malo, que quería estar pegadita a ti para siempre, que me cuidaras a mi, no a otra.

Su honestidad mezclada con su ternura me hacen estremecer, ¿Cómo puedo haber encontrado a una mujer tan increíble?

Con la punta de mi nariz acaricio su mejilla, para luego dejar allí un dulce beso y esconderme en el hueco de su cuello, impregnándome de ella, de su olor y su sabor.

+ Te prometo hacerte sentir protegida para siempre entre mis brazos, mi obligación es cuidarte y no voy a incumplirla nunca.

- Te quiero.

Cambia de posición para subirse sobre mi, creo que ambos necesitamos un último asalto antes de entregarnos a Morfeo. Esa necesidad tan básica de poder entregarle todo a la persona a quien amas.

Esta vez es ella la que lleva el el ritmo, haciéndome enloquecer. Sus pechos se mueven al compás con sus caderas y creo que no voy a poder aguantar demasiado sin correrme. Me aparto para poder dejarla tumbada y besar el mapa que dibuja el recorrido de sus lunares en su espalda.

Ella hace lo propio, no dejamos de besarnos ni un solo trocito de piel, nos amamos, lo saben nuestros cuerpos y lo saben nuestras almas. Solo nuestra cama es testigo mudo de ese sentimiento tan profundo y verdadero.

Besa mi cuello con deseo hasta dejar marca, pero nada me importa, mañana veré cómo ocultarlo, ahora solo quiero que siga.

- Ahhhgg.

La oigo gemir notando como aquella maravillosa corriente vuelve a recorrer todo su cuerpo, dándome permiso para poder hacerlo yo. Solo un par más de embestidas y llegó al paraíso.

- ¡Vaya polvo!

+ Vaya polvos.

Reímos cómplices. Aparto un mechón de pelo que se le ha quedado con las gotitas de sudor.

+ Eres tan bonita.

Le prometo observándola con cautela, sin perderme ningún detalle. Así, al natural, cansada después de hacernos uno, despeinada y sin maquillar, siendo completamente ella, perfecta.

Baja la mirada, creo que nunca va a acostumbrarse a que le diga algún piropo. Aunque eso pase, yo no puedo dejar de hacerlo.

+ Te amo.

Vuelvo a besarla una vez más, y ahora sí nos acomodamos juntos para poder sumirnos en un sueño profundo.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora