Capitulo 351

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Narra Malú

Regresamos a casa alterados. Aunque la distancia era corta, el trayecto se nos ha hecho eterno. Las ganas que nos tenemos son demasiadas.

Entre besos y trompicones subimos las escaleras que nos llevan a nuestra habitación. La ropa hace rato que nos sobra y nada más cruzar el umbral cerramos la puerta tras nosotros para poder hacer el amor hasta quedarnos sin fuerzas.

Nuestros cuerpos se hacen uno y ahora me dedico a recuperar la respiración apoyada en su pecho. Las cosquillas que hace en mi brazo me van relajando y no puedo dar cuentas de cuando he caído frita pegadita a el, únicamente aseguro que he dormido tan profundo que no he llegado a oír su alarma, y quien me despierta es la vocecita de Cami, con unos leves zarandeos.

~ Mami... mami, despierta.

Abro los ojos desorientada.

~ Lu vomitó y papi está en la ducha.

Me dice apurada. Con prisa me incorporo, pero luego vuelvo a cubrirme con las sábanas al darme cuenta que sigo desnuda. La niña me mira confundida. Rebusco alguna camiseta de Gaby que me valga como pijama y corro en busca de Lu. Sé que las preguntas de Cami no tardarán en aparecer, su curiosidad la hace no perder detalle, pero tengo que ocuparme primero de la enana y aprovecho de ganar algo de tiempo para encontrar respuestas.

Al regresar a nuestra habitación con Lucia en mis brazos me encuentro a Gaby recogiendo y a Cami intentando aclarar sus interrogantes con las explicaciones de su padre.

~ Mami estaba durmiendo sin ropa.

Le cuenta.

+ Igual le ha entrado calor por la noche.

~ No hace calor.

Asegura inocente.

- Yo si tuve calor.

Zanjo.

- Gracias por venir a avisarme que Lu ha vomitado.

Cambio el tema.

+ ¿Cómo que ha vomitado?

Acaricia su cabecita.

+ ¿Te encuentras mal, reina?

= Pupa.

Enseña su tripita, levantándose la camiseta limpia que acabo de ponerle.

+ Joder.

Me mira apurado. No puede ir a la guardería y Carmen ha pedido unos días para ir a visitar a su familia a Málaga.

- No pasa nada, me la llevo al estudio.

+ No vas a poder trabajar con ella allí.

- Que va, seguro van a matarse por cuidarla.

+ ¿Estas segura?

- Que si, pesado.

+ Vale.

Aprueba sin estar demasiado convencido.

+ Si no te apañas, llama a mamá.

- Que me apaño, cariño.

No quiero molestar a mi suegra que está ocupada, y mucho menos a mi madre, que aún no se levanta. Ayer mientras cenábamos me aviso que la gorda se había despertado y estaba con ella, por lo que se fue a dormir tarde. La habitación de invitados todavía está cerrada, lo que confirma que sigue dormida, sino se hubiese levantado corriendo al escuchar a Lucia vomitar.

+ Ven Cami, vamos a vestirte.

La llama saliendo de la habitación. Lleva prisa para dejarla en la guardería antes de llegar al hospital.

- Espera.

La detengo.

- Mi beso.

Con un dedo me doy golpecitos en la mejilla. Sonriente me da lo que le pido y corre detrás de su padre para empezar el día.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora