Capitulo 360

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Varios días después me encuentro en el parque con Cami y Lu. Hace un día precioso, para estar en junio el calor ha sido sofocante, pero ayer y hoy nos ha dado tregua y las nenas disfrutan corriendo con Danka. También la he traído con nosotras.

~ Mami.

Se acerca a mi para beber agua.

~ Yo quiero ir sola contigo a un concierto, como Alba.

Me pide.

El sábado tocamos en Valladolid y la primogénita me ha pedido venirse con algunas amigas. Sandra cumplió años el viernes y le pareció un buen plan celebrarle a su mejor amiga con entradas y todo lo demás para un concierto. Por lo que me he pasado el fin de semana entretenida con adolescentes.

~ ¿Puedo?

- Sí.

Tendré que ver cómo apañármelas pero me parece que le hará bien venirse sola conmigo.

- Pero no este fin de semana, porque nos vamos todos a la casa del abuelo. ¿Te acuerdas de mi papá?

Solo se han visto unas pocas veces. Sé que Pepe quisiera pasar más tiempo con las chicas, pero es difícil, no viene mucho a Madrid.

~ Si.

- Vamos a pasar todo el finde allí.

Le cuento.

- También con José, Adri y la prima.

~ ¡Si!

Celebra llena de entusiasmo, devolviéndome la botella y corriendo a jugar una vez más.

Las miro enternecida y lanzo una pelota para que Danka corra a buscarla. Me hace mucha gracia ver como las niñas corren tras ella también.

La: Hola Malú.

Me sobresalto al oír mi nombre y sentir como alguien apoya su mano en mi hombro. Me giro rápidamente y sonrío aliviada al reconocerla.

- Lara, cuánto tiempo.

Saludo con dos besos a la amiga de mamá. Llevaba años sin verla.

- ¿Y esta preciosidad quién es?

Acaricio la cabecita de una niña un poco menor que Lucia, se baja del carrito y corre al columpio.

La: Mi nieta, Valeria.

- Que mona.

Afirmo cuando la veo sentar una muñeca en el sitio donde debiese hacerlo ella.

La: He sabido por tu madre que estás muy bien. ¿Aquellas son las de tu chico?

- Sí.

De repente me hace sentir pequeñita. Hace tanto que nadie se refiere a las niñas únicamente como las hijas de Gaby que no sé ni que más decir.

La: Que bonitas. Y Por cierto, enhorabuena por tu embarazo.

La miro perpleja.

La: Lo he leído en alguna revista.

Aclara, haciendo alusión al desafortunado momento en que los comentarios se dispararon en redes y la prensa se hizo eco poco después.

La: Pero que no se te nota nada, chiquilla.

Asevera mirándome el vientre con descaro.

- No estoy embarazada.

Finjo indiferencia. Su compañía se me hace más incómoda por segundos.

La: Pero que lastima, a mi había hecho ilusión, por ti y por Pepi... menuda alegría le darías a tu madre con un nieto.

Dice sin darse cuenta lo dañinas que son sus palabras.

La: Me acuerdo de ti pequeñaja, jugando a ser mamá con tus muñecas.

Hace memoria.

La: Debieses de intentarlo. Llevas años sin parar de trabajar, el tiempo pasa y el cuerpo lo reciente.

Sonrío falsamente. No sé cómo salir de aquí.

La: Ademas una se pone vieja rápido y ya no tiene las mismas ganas para criarlos.

Sigue con su monólogo, disfrazado de conversación.

La: Por eso mi hija está esperando al segundo, aunque ella es más joven que tú, no necesita tenerlos con prisa...

Lo que me faltaba por oír, ahora mi edad también supone ser un problema.

La: Un día llegó a contarme la sorpresa. Valeria todavía no cumple los dos añitos y ella va a tener a Julián en septiembre.

Me cuenta.

La: Yo la ayudo en lo que puedo, porque es bien traviesa la criatura y ahora con el bombo se le hace más difícil, pero merece la pena, los hijos son la bendición más grande.

- Ya.

Respondo agobiada.

La: Debieses de pensártelo...

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora