Capitulo 340

335 17 4
                                    

A: ¿En serio te gusta? ¿No me hace ver gorda?

- Que no, cielo.

Lleva 15 minutos mirándose con el mismo vestido.

A: Es que no me convence.

- Pues entonces no lo llevamos.

Confirmo rotunda.

A: Es súper bonito.

Vuelve a mirarse, indecisa.

- Joder, Alba, que es un vestido, nada más.

Pobrecita. Yo no tengo paciencia para esto.

A: Ya, lo siento.

- No, yo lo siento. Sabes que ir de comprar no es mi pasión.

Me acerco más a ella y le tiendo una camisa.

- Prueba con esto.

Se la pone complementando la otra prenda y por fin sonríe.

A: Así sí.

- Venga, quítatelo y me das todo. Voy a pagar.

A: Gracias.

Hemos cogido varias cosas. Además de lo suyo, yo no he podido resistirme a algunas camisetas y una cazadora de cuero con tachas. No sé para que me compraría algo así en abril, pero que va, me gusta.

- Oye, mira que chulos aquellos vaqueros.

Señalo en otra tienda. No oigo respuesta y me giro en su búsqueda. Se ha quedado atrás mirando embelesada otro vestido, de fiesta.

Retrocedo en mi pasos para llegar a su altura.

A: Cuando papá y tú os caséis quiero usarlo.

Sonrío forzosamente. No sé cuando eso ocurrirá.

A: ¿Puedo probármelo?

- Cielo, papá y yo no tenemos planes de boda.

A: ¿Por qué?

Joder. ¿Y yo ahora que respondo?

- Pues no sé. No se han dado las cosas.

A: ¿No te casarías con papá?

- Claro que me casaría con papá.

Aseguro.

- Para eso tiene que pedírmelo.

Digo tan bajito que solo yo puedo oírme. De momento no lo ha hecho, y no parece tener prisa. ¿Qué le pasa al universo que no deja de restregarme en la cara las cosas que me hacen daño? Parece una conspiración.

- Vamos a ver esos vaqueros, anda.

Intento llevar su atención a otra cosa, y de recordarme aquella charla en la montaña, donde Gaby me prometía quererlo todo junto a mí.

A: Porfi, déjame probármelo.

Ruedo los ojos, no puedo resistirme a su gesto de niña buena.

- Tira.

Entramos y el dependiente nos ofrece su ayuda de inmediato. Nuestra primogénita se lo pone y me lo enseña con una enorme sonrisa en la cara.

A: Es perfecto.

- Te queda precioso.

La ilusión que desprenden sus ojos me hace negar con un gesto enternecida. Sonrío sonoramente.

- Vamos a pagar.

A: Ay, pero si eres la mejor mamá del mundo.

Grita desde el probador.

- Ya, a ver si te lo recuerdas cuando no te dé permiso para irte de fiesta.

Respondo graciosa.

A: Siempre lo recuerdo.

Corre la cortina para mirarme mientras lo dice. No puedo evitar la enorme curva que se dibuja en mis labios. Será pelota, como su padre, pero me hace feliz, joder, si que me hacen feliz. Los cuatro.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora