Capitulo 227

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La rodeo por la espalda y entrelazó nuestros brazos mientras miramos la maravillosa ciudad que tenemos a nuestros pies.

+ Cuando tenía 16 años vine aquí.

Dejo un beso en su cabeza.

+ Ese año, a papá no le dieron libre el año nuevo.

- Creí que la empresa siempre fue suya.

+ Sí, pero tenía un socio que después se retiró, le vendió sus acciones y ahí si quedó todo para papá.

- ¿Qué paso aquel año?

+ Todavía no se habían abierto camino aquí en America, estaban por cerrar un negocio millonario, era la mejor oportunidad que se les presentaba para entrar en el mercado de este lado del charco y las únicas reuniones que pudieron conseguir fueron para el 29 de diciembre y otra para el 4 de enero.

- ¿Por qué le tocó venir a tu padre y no al socio?

+ La esposa del hombre salía de cuentas esa misma semana, llevaban años tratando de tener hijos y aquel fue el único embarazo que llegó a término.

- Sergio nunca se habría perdonado que su socio se perdiera el parto.

Mi chica ya conoce perfectamente a mi familia.

+ Claro que no.

Dejo otro beso en su pelo y la abrazo con más fuerza. La quiero mucho.

+ Recuerdo el día que le contó a mamá que tendría que viajar y perderse la celebración familiar. Fue la primera vez que discutían frente a nosotros. Mamá prefería que se perdiera el negocio a la llegada del nuevo año en familia.

- ¿Y habéis venido todos?

+ Sí, a mamá no le importaba nada más que estar juntos. Papá propuso que celebremos el año todos aquí, así ambos ganaban.

Me mira y aprovecho para dejar un pico en su boca.

+ Fue el mejor año nuevo de mi vida.

Le cuento.

+ Mis padres no escatimaron en hotel ni en diversiones durante el viaje, pero la nochevieja la celebramos los cinco en una habitación con bonitas vistas, nada más. Ni restaurantes ni actividades estrambóticas, pidieron cena al servicio de habitaciones y mamá compró las uvas para no perder la costumbre. Nos divertimos como críos.

Recuerdo nostálgico mi adolescencia. Fue bonita.

+ Ahí me hice consciente del maravilloso matrimonio que tenían mis padres, a mamá no le importaba el dinero que podían perder si papá no pasaba el año nuevo aquí, ni tampoco puso pegas para estar lejos del resto de la familia cuando decidieron venir. Nosotros éramos su prioridad.

No puedo verla, pero puedo asegurar que sonríe.

+ Me prometí a mi mismo que si yo formaba una familia tan bonita como la que me habían regalado mis padres, también vendría a celebrar el año nuevo aquí.

Se gira para mirarme con sus ojitos cristalizados.

+ Me regalaste una familia, una familia tan bonita como la que vi a los 16 años, por eso quise hacer este viaje, porque tú me haces sentir eso que me enseño mamá, que los suyos son lo más importante.

Con mis pulgares arrastro sus lágrimas.

+ Tenía pendiente este viaje, me lo prometí hace más de 20 años, pero es gracias a ti que he podido cumplirlo.

- Joe, ¿Cómo me vas a contar todo esto?

Pregunta hecha un mar de lágrimas.

+ Porque te quiero, y te agradezco por hacerme sentir tan especial.

Beso dulcemente sus labios.

- Necesito sentirte.

Hace un puchero y vuelve a llorar mientras me lo dice, matándome de ternura.

- Que ya son demasiados días.

No hemos hecho el amor desde navidad. Aunque no dormimos junto a las chicas, la puerta que nos separa no tiene pestillo y se puede oír todo lo que pasa en la otra habitación. Las pequeñitas no son un problema porque duermen, pero Alba suele quedarse con el iPad o su móvil hasta bastante después que nosotros y no hemos querido correr riesgos.

+ Ven aquí.

La llevo conmigo hasta el borde de la cama. Quito su vestido y la tumbo con suavidad.

+ Necesito que no hagas ruido.

Le pido acariciando sus pliegues. Ya me he ocupado de dejar su tanga fuera de combate.

- Alba.

Susurra con dificultad. No voy a hacerla mía, pero prometo que mis dedos la harán disfrutar hasta alcanzar el paraíso.

+ Sí callas tus gemidos en mi boca no va a enterarse.

La beso mientras mis dedos bailan en su interior. Automáticamente levanta sus caderas buscando un mayor contacto.

+ Te amo.

Le prometo cuando ha alcanzado las estrellas.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora