Capitulo 347

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Narra Malú

Limpio mis lágrimas con una mezcla de rabia y tristeza. ¡Joder, siempre acabo liándola parda!

Soy consciente de que Gaby lleva razón en lo que dice, pero mi cabeza no me da tregua, y aunque lo único que quiero es el cobijo que únicamente él me da, me ha enfadado su forma de hablarme.

Me levanto en busca de un vaso de agua. Reviso que las mascotas también tengan y que los cuencos de comida estén llenos, aunque no me sorprendo al ver que él se ha ocupado ya. Subo las escaleras y es el llanto de Alba el que interrumpe mis pasos de vuelta a nuestra habitación. Su puerta está entornada, por lo que doy unos pequeños golpecitos anunciando mi presencia y entro sin esperar respuesta. Tumbada en su cama llora abrazada a un peluche que le regalé al poco tiempo de conocernos.

- Hey, amor, ¿qué pasa?

Le pregunto con evidente preocupación, acariciando su espalda.

A: ¿Ya no os queréis como antes, no?

Se incorpora, dejándome ver sus ojos inundados y sus mejillas rojas, producto del llanto. La miro atónita.

A: Papá y tú. ¿Vais a dejarlo?

- ¡No!

Aseguro sin dudarlo, aunque aún desconcertada.

- ¿Ahora es eso lo que se comenta?

Pregunto comedida. Estoy hasta los cojones de tanta alusión a mi vida privada en redes.

Niega con un gesto.

A: Os peleáis todo el rato.

Me recrimina con la voz rota.

Joder, sus palabras me caen como un balde de agua helada. Siempre que discutimos intentamos mantener a las chicas al margen, pero es que Alba se entera de todo.

Narra Gaby

Salgo del baño desganado. No me apetece seguir discutiendo con Malú. Sé lo difícil que esto está siendo para ella y lo que menos quiero es hacerla de rabiar, simplemente no me parece justo tener que pagar yo sus borderías, cuando lo único que deseo es darla apoyo. Sueño tanto como ella con tener un bebé.

Al no encontrarla en la habitación, salgo en su búsqueda. Igual ha bajado al jardín a fumar, en la terraza tampoco está.

Su voz en el dormitorio de Alba llama mi atención. Jamas me he dedicado a cotillear conversaciones ajenas, por lo que doy media vuelta para regresar a nuestra habitación, pero la puerta abierta y el tono alto que usan me permite oír lo que dicen.

A: No quiero que lo dejéis.

Llora amargamente.

A: Somos una familia.

Sorbe la nariz.

A: Y quiero que sigáis juntos.

Suplica desesperada.

- Cariño, las parejas pelean.

Le explica.

- Pero papá y yo nos queremos, no vamos a dejarlo por tener una discusión.

A: Últimamente tenéis muchas.

- Ya.

Noto como se agobia. Igual debiese ir a sacarla del apuro. No merece cargar sola con las acusaciones de nuestra hija mayor.

- Puede que estos días si hayamos peleado de más, pero, cielo, yo me muero sin papá...

Sonrío como un bobo.

- Y aunque nos escuches discutir, nada es tan importante como el amor que nos tenemos.

A: ¿De verdad no estáis pensando en dejarlo?

+ Por supuesto que no.

Me cuelo en su cuarto y también en su conversación.

+ ¿Tan tonto te parezco, que crees que podría dejarlo con la única mujer en el mundo que me tiene enamorao' perdio'?

Malú sonríe bajando la mirada.

A: ¿Y por qué os peleáis tanto?

+ Porque mamá es muy pesada.

Respondo intentando quitar hierro al asunto. Mientras la arrastro para sentarla sobre mí. Sonrío al ver que no pone pegas.

+ Y muy cansina.

Ríe al sentir unas leves cosquillas que le hago en los costados.

+ Y muy...

- Como digas algo más te vas a llevar un guantazo que te va a quitar las ganas de abrir esa boquita tan bonita que tienes.

Me hace soltar una carcajada. Me encanta cuando saca esa vena agresiva, tan suya.

+ Y un pibón iba a decir.

Me excuso divertido.

- Ya te vale.

Me mira amenazante.

- Cariño.

Le habla a nuestra hija.

- Tu debes saber que los tíos son idiotas. Y tú padre es un tío.

Esta vez me mira graciosa.

- Pero le quiero.

Promete.

+ Gracias por lo que me toca.

Sonríe sonoramente.

- Ahora en serio, Alba.

Su tono cambia. Dándole la seriedad que necesita para tranquilizar a nuestra hija.

- Papá y yo podemos discutir, pero ninguno piensa en dejarlo, ¿vale, corazón?

Asiente satisfecha.

- Ven aquí.

Abre sus brazos para recibirla llena de cariño.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora