Capitulo 213

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Malú se aparta inmediatamente de mi cogiendo sus bragas y yo me subo la ropa que quedó por la altura de mis rodillas.

Unas manitas que no llegan bien siguen intentando abrir la puerta, por lo que aliviado aseguro que es Lucia, menuda pillada si hubiese sido Cami, o Alba, no quisiera ni pensarlo.

Cuando ambos hemos vuelto a cubrirnos me acerco a ayudar a la pequeñita que devolviéndome su biberón se queja.

= Hame.

+ ¿Tienes hambre, tragona?

= No.

Asiente. Es muy graciosa. Últimamente utiliza la negativa tanto para dar el sí como el no.

+ ¿Qué quieres comer?

= Ami... Eta

- Ten.

Malú le entrega unas galletas, asumo que serán las mismas que estará comiendo Cami, a ella aún no le he dado los buenos días.

La enana lucha por poder meterla completa en su boquita haciéndonos reír.

+ De a poco, bicho.

Mi chica ríe a carcajadas cuando consigue su objetivo y con la boca tan llena que no puede ni cerrarla pide más.

= Ma.

- Oye, ¿tu estás segura que tienes sitio para otra?

Le pregunta llenando sus mofletes de besos. Se ha tomado todo el biberón con cereales.

= Ma.

Le entrego una ultima galletita y con prisa vuelve al salón junto a su hermana.

+ Malú...

La miro algo preocupado, recién he caído en la cuenta  y me entiende inmediatamente.

- Tendré que tomar la píldora.

+ ¿Estas segura que quieres hacer eso? A muchas mujeres no les sienta bien.

- No puedo embarazarme ahora, Gaby.

Se tensa.

- No podría volver a atrasar la gira, mi gente no va a esperarme.

+ Yo creo que si te esperarían. Además de solo una vez, es poco probable.

- Igual de poco probable que la noche de la piscina.

Suspira.

- Me da pánico volver a perder un bebé.

Susurra sin sostenerme la mirada. La cojo por la cintura, rodeándola para tenerla cerquita.

+ No volverá a pasar.

- No puedes saberlo.

Dice borde. Sé que le duele tanto el tema que no puede evitar ponerse así, pero no me gusta que me hable mal, yo tampoco tuve la culpa.

+ Ya.

Me alejo con la intención de ir hacia las chicas.

- Lo siento.

Tira de mi.

- Es que...

+ Lo sé, Malú, no necesitas explicarme, pero que no me hables mal joder, también era mi hijo.

- Pero tú no lo sabías.

+ Porque tu no me lo dijiste.

Levanto el tono de voz, aquel argumento si que me ha cabreado. Salgo de la cocina a sabiendas que se queda derramando lágrimas, pero ahora mismo estoy demasiado enfadado como para hacer otra cosa.

Me doy una ducha rápida y luego visto a las pequeñas bien abrigadas, me las llevo a la farmacia.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora