Capitulo 342

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Narra Malú

- ¡Muchísimas gracias, Pamplona!

Me despido y corro hacia mi camerino. Gaby y las chicas me esperan allí. No era el plan que viniesen, pero después de lo ocurrido la última vez que estuvimos aquí, nos hemos apañado para que puedan acompañarme, así todos estamos más tranquilos.

+ Menudo show te has marcado, cariño.

Me mira orgulloso. No tardo en abrazarme a él.

- ¿Os ha gustado?

~ Sí, y yo bailé como tú, mami.

- ¿En serio?

~ Sí.

+ Enséñale a mami como bailas igual a ella.

La pequeña canta con dificultad lo que se sabe de no voy a cambiar y se mueve como lo hago yo. No puedo evitar soltar una pequeña carcajada.

- Yo a ti te como tu cara.

Anuncio llenándola de besos.

Gaby también la mira muerto de amor.

+ ¿Te das una ducha o nos vamos ya?

Miro a Lu que duerme en el sofá.

- Vamos, me ducho en el hotel.

Cojo algunas cosas que tengo que llevarme.

- Y tú conmigo.

Susurro con lascivia al pasar por delante de él.

Narra Gaby

Llegamos al hotel solo media hora después. Como no íbamos a venir, no hemos podido conseguir una habitación grande para todos, por lo que yo estoy con las más pequeñitas y ella la comparte con Alba.

Cuando ambas nenas están dormidas le mando un mensaje.

+ "Te espero en la ducha".

Sé que ella estará ya en la suya, solo me apetece picarla un poco. Por más que me encantaría que sus palabras hubiesen sido verdaderas, no es tan fácil con las chicas aquí. Sobretodo porque nuestra primogénita también nos acompaña, por lo que abro el grifo mientras me voy quitando la ropa para que el agua se regule.

Para mí gran sorpresa, unos suaves golpecitos en la puerta me obligan a liarme la toalla a la cintura. Abro y se lanza a mi desaforada.

- No tenemos mucho tiempo.

Pronuncia con dificultad entre besos.

- He pedido a Alba le lleve una pastilla a José.

Me río. Esta loca.

+ Va a tardar dos minutos.

- Te das prisa y nosotros 20.

Su tono autoritario me hace volver a reír.

- Y luego veo que me invento.

No pienso poner pegas, ambos estamos cachondos de más. La desnudo con agilidad y entramos juntos bajo el agua que moja nuestros cuerpos ardientes de deseo.

La adrenalina post concierto la tiene hecha una fiera, y yo disfruto junto a ella en cada movimiento de nuestras caderas.

- Ahgh.

Cuando escucho que se corre me permito hacerlo yo. Lo estaba deseando. Esta mujer me vuelve completamente loco.

+ Te quiero.

Prometo sin haber recuperado el aliento. Sonríe satisfecha en el hueco de mi cuello.

Solo el amor nos salvará (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora