Narra Malú
A: ¿Dónde estabas?
Me pregunta sin segundas intenciones cuando entro a nuestra habitación.
- He ido a dar el beso de las buenas noches a tus hermanas.
A: Puedes dormir con papá si quieres, a mi no me importa dormir sola.
La miro confundida. Tiene su cepillo de dientes en la mano y una sonrisa pícara.
A: Tienes el pelo mojado y las toallas están en su sitio.
Me ruborizo de inmediato. ¿De verdad ha estado pendiente de ese detalle?
A: Y te ha dejado marca.
Dice entre graciosa y avergonzada en un tono más bajo, señalándose la clavícula.
Mis ojos buscan la evidencia en el espejo. Juro que voy a matar a Gaby, no estoy segura si por dejarme así o por meterme en este marrón, pero le voy a matar.
- ¡Joder!
La capulla se ríe.
- Vamos a no hablar de esto.
Propongo divertida. Nos ha pillado y lo mejor será quitarle hierro al asunto.
- Y si tienes alguna pregunta, vas y se la haces tu padre.
Me río. Hemos hablado de sexo muchas veces, pero no de como follamos nosotros.
A: No hace falta.
Niega con un gesto.
- ¿De que querías hablarme?
Cambio de tema y le pregunto sin tapujos. Me mira interrogante.
- Hace días tengo la sensación de que quieres decirme algo.
A: ¿Cómo me conoces tanto?
Pregunta sorprendida. Me encojo de hombros. No la habré parido, pero soy su madre. Ahora empiezo a entender el porque la Pepi siempre me ha cazado en todo.
A: ¿Sabes que se sigue hablando de que estás embarazada, no?
Asiento con un gesto. Estoy segura que para ella tampoco es fácil. En el instituto saben perfectamente que vivimos juntas y deben de atosigarla a preguntas sin tregua. Desde que salió a la luz que Gaby y yo somos pareja, le llueven las ofertas de amistades falsas y las intenciones de acercarse a ella por interés.
A: ¿Te gustaría tener un hijo con papá?
- Sí.
A: ¿Y que va a pasar con nosotras?
Su duda me confunde.
- No te entiendo.
A: Olvídalo, rayaduras mías.
Finge una sonrisa.
A: ¿Dormimos?
- No.
Aunque no estoy segura de que su cuestionamiento sea lo que se me ocurre, prefiero mojarme, no quisiera que se coma el coco innecesariamente. Además la idea ronda por su cabeza hace varios días.
- Pasará que tendréis que acostumbraos a vivir con un bebé en casa... que los primeros meses vais a escuchar lloros todo el rato... y que papá y yo tendremos cuatro hijas, o hijos, no tres.
Acierto a decir, remarcando mi último argumento. Es el único que necesita oír.
A: Papá sí.
Asevera en un susurro casi inaudible.
- Y yo también.
A: Estarás demasiado ocupada con tu propio bebé.
Me acusa, como si estuviese pasando, dándome a entender cuánto le aterra que las cosas cambien.
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Solo el amor nos salvará (Segunda parte)
FanfictionNovela inventada. La historia de amor de Malú y Gaby, una pareja que enamora. Por la cantidad de capítulos he tenido que continuar la novela como una nueva historia. Espero que os siga gustando.