Parte 4

114 3 0
                                    

Pasó un mes hasta que no hizo otro acto. La promo se retrasó por problemas familiares suyos. Operaron a su padre de la rodilla, y quería estar a su lado. No era nada grave pero ella quería estar ahí. Laura no tiene madre. Su madre falleció cuando ella tenía 8 años y se ha criado con su padre y su hermano. En aquel mes, aprovechamos con Dani, Álvaro y Mario para ensayar. Alicia estaba despedida porque había tenido una pelea muy fuerte con Salva. Desde aquel día, los coros los hace Álvaro y sigue con la guitarra, claro. En un descanso hablábamos de ella.

-¿Y qué se siente al compartir habitación con una artista? - preguntó Mario.

-Nada en especial.

"Si lo supierais...". Álvaro me lanzó una mirada furtiva que capté al instante. Ellos no sabían de mi enamoramiento.

-¿Ronca?

-No - contesté alarmado - Eso sí, tiene una energía al levantarse...

-¿Por qué?

-Antes de las ocho ya tenía las cortinas abiertas, iba medio vestida y tenía hambre mientras yo estaba sobado aún.

No seguimos hablando de Laura porque llegó a ensayar, el día siguiente teníamos un concierto en Las Rozas, vigilia de Nochebuena.

El 23 de diciembre de 2011, conocí a su sobrino de cerca. Raúl, de siete años. Ese niño tampoco tiene madre. Como su tía y su padre. Laura entró al teatro con su sobrino de la mano. El pequeño fue a saludar con un abrazo a Dani, a Mario y a Álvaro. A mí, me observó con curiosidad y me abrazó también.

"Qué niño tan cariñoso"

Con una mirada, Lau, entendió que se quería que se acercase a mí y lo hizo.

-¿Qué le has contado? - le susurré.

-Eres amigo de su padre y trabajas con su tía, le caes bien, ya te lo dije - se colocó la petaca y el pinganillo.

Raúl se sentó en primera fila a ver la prueba de sonido. Se sabe todas las canciones y las cantaba. Miraba embobado el espectáculo que ofrecíamos sólo para él. Durante la hora que duró, hizo sus aportaciones y nos alagó. Al terminar, Laura se fue a cambiar y el resto a fumar. Yo, como no soy fumador (igual que Dani, pero él los sigue siempre), me quedé dentro.

-¿Puedes vigilarlo un momento? - me preguntó referente a su sobrinito.

Asentí y me lo agradeció. Laura llevaba unos días más contenta de lo normal. Su padre ya estaba recuperado pero creo que había algo más. Un novio, por ejemplo. Decidí no hacer caso a mi vocecita interior que me decía que la perdía de nuevo. Raúl se sentó en el taburete de mi lado, en el escenario.

-¿Eres el novio de mi tía? - me cuestionó sin más.

-No.

-¿Y lo serás? Es muy guapa.

-Ya sé que es muy guapa - no hice caso a su pregunta.

-¿Eres muy amigo de mi padre?

-Sí y de tu tía también.

"Hasta el punto de compartir habitación y baño"

-Ya. ¿Te gusta el fútbol?

-¿Eres muy preguntón, no? - le piqué un poquito - Pareces tu tía.

-Me gusta saber de la gente que rodea a mi querida tía. ¿Te gusta o no? - insistió.

-A medias. Sólo el Barça.

-Anda, ya somos dos. ¿Juegas?

-No tengo tiempo para jugar pero si quieres algún día podríamos buscar un ratito y echarnos un partido tú y yo. ¿Qué te parece? Tu padre va a estar encantado.

-Por mí vale. A partir de hoy eres mi tío Javi.

Laura apareció por detrás de mí y no me dio tiempo a contestar. Se acercó a mi espalda y puso sus manos en mis hombros. El simple contacto me estremeció interiormente.

-¿Haciendo amigos? - preguntó mirándome.

-Sí, sí - respondí cortado.

Iba preciosa. Con un vestido azul marino de tirantes por encima de la rodilla y una chaquetita blanca. Llevaba el pelo suelto y como lo suele tener, liso. Estaba divina. Se acercó a Raúl y éste le dio un tierno beso en la mejilla.

-El tito Javi me llevará a jugar a fútbol.

Giró la vista hacia mí y me miró incrédula.

-¿Tú, futbolero?

-Oye, hay muchas cosas de mí que no sabes - le respondí con una sonrisa pícara.

Interrumpiendo nuestra charla, llegó el resto y Salva. Raúl saltó del taburete y fue a abrazarlo. Laura y yo seguíamos charlando. Álvaro se interpuso entre nosotros y nos dio una palmada en el hombro.

-¿Qué, venís a cenar o necesitáis un mapa?

Sin mediar palabra,lo seguimos hasta el pasillo de los camerinos. Ella comió un pequeño bocadillo de pavo y yo tres croquetas. Como hacemos siempre, brindamos toda la banda por un buen concierto. Y así fue, un maravilloso concierto. Quisimos ir a celebrarlo pero sólo quedamos Álvaro y yo para ir. Los otros se marcharon deseando una feliz Navidad y un buen año. 

Álvaro me llevó a un local de unos conocidos suyos. Era un bar que apestaba a alcohol, pequeño, con poca luz y la música alta, pero se podía conversar. Me presionaba para que bebiera el chupito que una joven camarera me había puesto en la barra, enfrente de mí. Lo hice. Madre mía, era muy fuerte y amargo. Él se tomó dos más, yo no. Tenía que regresar sano a Alcorcón, donde vivía y de donde soy.

-¿La viste desnuda? - preguntó sobre Laura.

-Que va.

-¿Y lo de la cama, cómo fue? - se lo había medio contado anteriormente.

-Pues se estaba cagando de miedo por una peli - soltó una risita burlona - Va en serio. Y le dije si quería venir a mi lado. No rechazó y acabó dormida con la cabeza en mi hombro.

-¿La llevaste en volandas a la cama?

-No, solo la levanté y haciendo que caminara, la tumbé en la suya y la tapé.

-La pierdes de nuevo - me advirtió - Yo te lo dije. Los milagros no sólo ocurren en Lourdes, ocurren en habitaciones de hotel.

A pesar de los cuatro chupitos que se había bebido, estaba sobrio. Lo miré mal, frunciendo el ceño.

-Javi, si no actúas, encontrará a otro y no creo que tarde. Porque pretendientes no le faltan, eso te lo aseguro.

-¿Y qué hago? ¿Declararme como un imbécil? No puedo ir ahí y decirle: 'Laura, te quiero, eres el amor de mi vida'. Me tomará por loco o me matará.

-Tío, me preocupas de verdad. ¿Sabes que hice con Maika? - su entonces novia y ya mujer - Quedar en privado: una cena, una copa...disfrutar de la velada y si te gusta de verdad, ella lo verá. Enamorarla, esa es la cuestión.

-Deja pasar las vacaciones de Navidad. Además, a ti Maika te la presentó Laura y no erais amigos, fuisteis directos a la relación. Que yo tengo una amistad con Laura, tío. 

-Vale, vale. Para ir entrenándote, lígate a la camarera. No para de mirarte. Es mi prima lejana.

La chica que nos había servido los chupitos a lo largo de la noche no paraba de lanzarnos miradas. Nos sonrió abiertamente. Álvaro le levantó la mano para saludarla y yo pasé de ella, girando la vista hacia la pared.

-¿Sabes que dicen las malas lenguas sobre Laura? - me sacó de mis pensamientos.

-¿Qué?

-Que tiene pesadillas por las noches y grita. ¿No lo hizo contigo?

-Casi ni respiraba.

Lo de las pesadillas de Laura me cogió desprevenido. Más adelante supe que eran. Una experiencia horrible que sabréis en otro momento.

-No sé, me lo han contado.

Ya era más de medianoche. Con la excusa de que el día siguiente mi madre me necesitaba para preparar la cena de Nochebuena, me marché.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora