Parte 83

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Domingo. Comienzo de mes. Laura tenía una entrevista en Qué tiempo tan feliz con 'sorpresas' incluidas. A eso de las siete y media, salió. Iba radiante y desbordando felicidad. La falda corta, negra, con una blusa blanca por dentro de manga francesa y un colgante largo para dar color a un look de señorita Rotenmayer que le quedaba como un guante. Llevaba sandalias de tacón y se había recogido los mechones de delante del pelo hacia atrás con el resto de la melena ondulada. Contestaba con una sonrisa en los labios. Donde estaba yo, detrás de las cámaras, podía observar perfectamente sus movimientos a través de los monitores. Una chica de unos 14 años se acercó a mí. Era Núria. Estaba muy cambiada y no parecía la misma chica que había conocido en octubre del año anterior. Había crecido y no llevaba gafas. Debía llevar lentillas. Tenía el pelo más largo y el rostro le había recuperado el color que le faltaba en los meses anteriores. Nos dimos dos besos y comenzamos a hablar de temas sin interés.

-No me lo niegues... ¿Sales con Laura?

-¿No te lo ha dicho ella?

-Sí pero te lo pregunto a ti por si me tomaba el pelo.

-No, no te lo tomaba.

-Me alegro, de veras. Os lo merecéis.

Asentí. Estábamos sentados en dos sillas. La llamaron para ir al escenario.

-¿Cantas? – le pregunté.

-Sí, aunque me estoy cagando en todo.

-Va, que lo harás bien, suerte.

Me fijé en las pantallas. María Teresa Campos la estaba presentando como 'una persona que ha participado en tu disco y a la que quieres mucho'. La cara de Laura al ver a Núria cantar Vuélvete la luna de Shaila Dúrcal era impagable. Una media sonrisa mezclada con la sorpresa de verla y escucharla. Núria es muy guapa, no nos vamos a mentir, aunque según Laura, la muchacha no se lo creía porque tenía la autoestima bastante baja. Cuando la aplaudieron, se la vio respirar aliviada y a Lau yendo a abrazarla con fuerza. Alguien me tocó el hombro y me asusté, era Eduardo. Se sentó donde antes había estado Núria.

-A ver, no lo escondáis más, ¿Tengo yerno? – asentí temeroso - ¿Y eres tú? – repetí el gesto – Aleluya – elevó el tono de voz pero lo tuvo que bajar al ver que le llamaban la atención desde realización. Pidió disculpas y se rio - ¿Ahora vas tú, no?

-Sí, sí.

En las pantallas observamos como Laura y Núria contestaban a las preguntas con bastante fluidez. Lau era sobretodo la que respondía porque la niña no estaba nada acostumbrada a estar delante de las cámaras y le costaba hablar. Tenía las mejillas rojas de la timidez. Me recordó a alguien. Pusieron una foto del día en que se conocieron, del año 2003 cuando Núria tenía cuatro años. Es también una persona con una mirada intensa y unos ojazos de vértigo. Azules como el cielo pero en momentos se le veían más verdes o más grises. Estaban monísimas en esa foto.

-El antes y el después – dijo un colaborador - ¿Y cómo os reencontrasteis?

Núria dejó que Laura hablara.

-El año pasado fui un mes a Sant Feliu y éramos vecinas. Yo vivía en la planta baja y ella en la casa de arriba. Ya el primer día nos llevamos bien y a partir del segundo pues la escuché cantar y fuimos haciendo migas y este año también he estado ahí y nos 'wasapeamos' a menudo.

-¿Y tú cómo te sentiste al saber que Laura vendría a vivir a Sant Feliu? – le preguntaron a la rubia adolescente.

-Pues... normal porque la vi como una persona de confianza y nos llevamos de maravilla y así – hablaba flojito, con miedo a cagarla.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora