El lunes, Laura y Raúl me pasaron a recoger. Lau tenía la cara bastante roja. Se había quemado el día anterior y fue la burla que le hice durante toda la jornada. El niño no estaba muy ansioso para ir al colegio. Al revés que sus amigos que solo verlos en el patio, estaban inquietos. Los padres charlaban en pequeños grupos. La entrada de la escuela consta de unas escaleras que daban a un patio y a un porche. En el porche, ahí estábamos los adultos. Laura saludó a algún padre con educación aunque no le caían muy bien. Raúl jugaba con sus colegas cerca de nosotros. Quedaban cinco minutos para comenzar un nuevo curso escolar. Las tutoras bajaron al patio a ordenarlos por clases. Charo era la que llevaba el micrófono para que los alumnos de diferentes cursos la oyeran. Al vernos a Laura y a mí juntos, nos lanzó una mirada furtiva y frunció el ceño. Antes de subir a clase, Raúl vino a abrazarnos. Pude notar los ojos de Charo clavados en mi nuca cuando nos marchamos. Si la hubiera mirado a la cara, ya estaría muerto. De camino a la tele, le pregunté a mi chica por el poco entusiasmo de Raúl.
-Problema principal: el cambio de tutor – así de clara fue – El año pasado tenían a un tutor jovencito, del cual las madres estaban encantadas porque alegraba la vista y con el que se llevaban muy bien.
-¿Y el cambio, por qué?
-El chico era sustituto. Ahora lo han pasado a preescolar y los padres han tenido que decidir mediante votación si Charo volvía a ser tutora o les ponían el que correspondía el año pasado. La votación dio por mayoría a Charo con argumentos de que ya los conocía y así, y aquí estamos. A Raúl no es que le caiga mal pero claro, el del año pasado estaba para mojar pan y era muy majo.
-Hala, hala – la piqué – Seguro que no era para tanto.
-Era maricón.
-Ya decía yo...
Laura soltó una tímida risa. De esas tan bonitas que dejan al descubierto su timidez y su inocencia. Me resultó muy raro que Raúl se quejara de tener a Charo. Él, que me había dicho lo mucho que le gustaba como tutora había cambiado de pensamiento. ¿Por qué sería?
Raúl no quería a Charo de tutora simplemente por ser 'la exnovia del tito Javi'. Así de transparente fue la noche anterior. Su confesión me cogió desprevenida y escupí el agua en el vaso del cual estaba bebiendo soltando un '¿Qué?' y abriendo los ojos como platos. Él me lo afirmó, ese era el motivo pero a Javi ni una palabra. Fue nuestro pequeño secreto.
Habíamos pasado el día atareados y sin tiempo a disfrutar de nosotros. Tuvimos un montón de gente alrededor y tuvimos que fingir ser sólo colegas de profesión. Solemos ir con menos expectación detrás pero los actos que estaban asignados para el día lo requerían así. Guardaespaldas como nunca había visto (no acostumbramos a tener tanta seguridad), estilista, agentes de publicidad, periodistas. ¿Qué estaba ocurriendo? Fueron horas de locos que a Laura le comenzaron a hacer mella y lo empezó a pagar conmigo con un poco de mal humor. Gajes del oficio, como digo yo. No era necesario alterarse.
Por la noche, Laura estuvo en el programa de radio ya que el día siguiente estaría en Palma y no podría asistir. Se la escuchaba relajada y con su habitual risa y desparpajo al inicio. Cada locutor (mi chica entre ellos) tenía la oportunidad durante los siguientes quince días de pedir el móvil a un compañero, cotillearlo y que los oyentes supiéramos que contenía el teléfono. A Laura no le hizo mucha gracia pero accedió. Isma gastó su intento en ese mismo momento pidiéndole el móvil a la más guapa de las tres que lo acompañaban, mi Laurita.
-¿Qué? – chilló ella – No te lo voy a dar.
-Has aceptado el juego, déjame el móvil. Venga, que tampoco voy a decir las intimidades que te debes mandar con tu novio.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...