15 de enero. Un miércoles frío, en el que había llovido de madrugada y en el que el plan perfecto que no pudimos cumplir hubiese sido estar en casa, bajo una manta. Laura, Álvaro y yo desayunamos en la isla de la cocina de la discográfica. Enfrente de tazas humeantes de cappuccino de la máquina y de cruasanes, compartimos una charla que se basó en la preocupación de Álvaro porque veía a su chica un poco dispersa.
-Ha engordado – afirmó.
-Bueno Álvaro, no seas tan brusco que todas tenemos nuestras cosas de vez en cuando – contrarió Laura.
La recepcionista interrumpió nuestra conversación.
-Álvaro, una chica pregunta por ti. Responde al nombre de Verónica.
-Di...dile que pase – Álvaro se quedó blanco como un papel.
La cara de preocupación fue en aumento a medida que los tacones de la mujer resonaban en el parqué. Laura y yo continuamos ahí sentados, impacientes por saber quién era Verónica. Cuando se cruzaron la mirada con Álvaro, por poco no se matan.
-Hola Álvaro – él no tuvo el valor de contestar – Hola Laura – ella sí – Hola – yo también.
Mientras hablaban, en un papel garabateé a mi chica si conocía a la Verónica de cara de pocos amigos. "Una ex de hace años" escribió.
-Veo que no te acuerdas de mí – dijo Vero – Yo, por suerte o desgracia, te veo a diario en la cara de nuestro hijo.
Laura escupió el café en la taza de la sorpresa que se llevó. Le pasé una servilleta y le di unas palmaditas en la espalda para que no se atragantara más de la cuenta. A mí, la boca me tocó a la mesa de lo que la abrí.
-¿Qué? – reaccionó Álvaro - ¿Hijo? ¿Tuyo? ¿Mío? ¿Pero cómo?
-Pues pasó, hace 10 años. Se llama Adrián, cursa 4º de primaria. Míralo – le enseñó fotos que también se nos permitió ver.
Ese niño era igual que su padre sin tanta melena. Rubio, con ojos negros y la cara redondita. Madre mía, era suyo indiscutiblemente.
-Quiero que colabores. Pregunta por su padre a menudo y creo que merece saber quién eres. No sé si estás soltero, casado o tienes más hijos, pero me he comido el marrón y lo he criado solita, así que un poco de ayuda no viene mal. No te dije que estaba embarazada, lo sé, porque fue un descuido pero fue el descuido más bonito de mi vida. Ten, este es mi número y mi dirección – le dio un papelito – Te espero. Adiós chicos – hicimos un leve movimiento de cabeza para saludar.
Álvaro se volvió a sentar. En su cara se reflejaba la sorpresa y la atonía del chasco que le acababa de venir encima.
-Un hijo... - musitó – Madre mía. ¿Y yo qué le digo a Maika? No se lo puedo esconder. ¿Tú te acordabas de ella, Lau?
-Ahora que la he visto, sí, pero no con un hijo, obviamente.
Alguien entró en la cocina y nos hizo cambiar de tema de golpe. Era Maika. No mostraba signos de mal humor.
-Laurita, ¿Por qué no vamos a mirar lo del videoclip? – Álvaro me miró como si me quisiera matar.
-Vamos, vamos – contestó Laura, que flipaba todavía.
Álvaro y Maika se fueron al despacho que compartíamos y nosotros al de Lau. Mi amor se sentó enfrente del ordenador. Estaba alucinando. Yo cogí una silla y me senté a su lado. Los gritos se oían desde donde nos encontrábamos. Y por en medio había dos puertas y un pasillo. Imaginad como debía estar Maika...
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...