Parte 99

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Laura se levantó y la seguí. Se dejó la infusión ahí encima. Cerré la puerta de su despacho cuando ambos estuvimos en el interior. Abrió un cajón de su mesa y lanzó encima de la mesa una carpeta tamaño folio de cartulina en color azul que llevaba una etiqueta blanca en la que se podía leer claramente 'Laura Montes infiel a su novio (desconocido) con un músico de su banda'. Laura me dio permiso para mirar las imágenes. No estábamos sentados. Nos separaba la mesa y la tensión que se había creado. En las fotografías se nos mostraba en actitud cariñosa la tarde del jueves anterior: besos, abrazos, paseos agarrados de la mano... vamos, lo típico de dos enamorados. Sacó la revista del mismo cajón y la abrió por la página en la que salíamos. El titular era otro, mucho menos hiriente, las fotos impresas eran más leves: sólo paseos sin ir de la mano, una foto en la terraza donde cenamos en la que solamente se veía que sonreíamos por alguna chorrada... lo contrario a las de la carpeta. En la revista no se hablaba de infidelidad ni de rumores de relación entre nosotros.

-¿Por qué lo has hecho? – pregunté.

-Para vivir esta relación como una mortal más.

-¿Lo has impedido tú?

-No – dijo sarcástica sentándose – Mi madre si te parece. Claro, y lo que me ha costado.

-¿Puedes explicármelo? Porque no entiendo nada.

-Siéntate y relajémonos los dos – hizo una pausa – Yo no conocía estas imágenes hasta que el domingo un fotógrafo me las envió y me dijo que era un buen material para vender. Yo le dije que lo denunciaría si lo hacía y quedamos en que me enseñaría las fotos. El domingo a última hora vino aquí y me las mostró. Tanto en papel como en la cámara con un artículo ya redactado donde no nos dejaba en buen lugar, ni a ti ni a mí. Se las hice borrar y me dio la copia. O sea que si yo no quiero, esto no se hace público. Porque después sí que pasarías a ser imagen pública desde la pe hasta la a pasando por la be – de tranquilidad en su tono no había ni una pizca y de dulzura, menos – Han salido las fotos que han salido porque no pude hacer más. Tú y yo de esto no nos llevamos nada porque es un reportaje robado que ha perdido valor al no haber las fotos de los besos.

-Pues si tanto te importaba llevarte una parte, no lo hubieses impedido.

Laura respiró hondo antes de cagarla al contestar. Quien la había pifiado había sido yo, no ella.

-A mí me da igual esto. Estas fotos las guardo porque sabía que tú te enterarías y vendrías a preguntarme qué eran. Yo de este reportaje no quiero saber nada.

-¿Me lo incumbes todo a mí?

-Yo no he dicho esto. He dicho que esto es como si ahora yo estuviera paseando con Álvaro y nos hicieran fotos. Si no hay rumor, no hay persecución. Si no hay persecución, no hay problema para que la prensa no se entere.

-Laura no te crees ni tú que no te preguntaran quien es tu novio y que hacías conmigo de paseo en Barcelona por mucho que el material fuerte lo tengas tú y sea confidencial. Que tienes muchos actos, ¿eh?

No me gustó discutir de ese tema con Laura y menos sabiendo que yo estaba haciendo raya del asunto y lo único que pretendía Lau con haber hecho tratos con un fotógrafo era mantener nuestro bonito romance en la intimidad y que no saltaran todas las alarmas y mucho menos con el titular de que yo no era el novio, sino el amante.

-¿Y qué? Si alguna de estas imágenes salen – señaló la carpeta – El fotógrafo sabe muy bien lo que le espera.

-¿Y te piensas que se quedará de brazos cruzados? Si la lías en algún momento, despídete del titular 'La tranquila tarde de Laura Montes durante su promoción en Barcelona'.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora