-¿Creías que me quedaría después de lo que me hiciste? Me quedé casi anoréxica por tu culpa. No comía, no quería salir, tenía miedo de que volvieras a por mí. Estuve teniendo pesadillas a diario y todavía me duran – él abrió los ojos como platos – esporádicamente, eso sí, pero cada vez que una situación de nervios me sobrepasa, las tengo. No es agradable recordarte de esa forma.
-¿Piensas que yo lo he superado? Ya te lo he dicho, no hay día que no lo recuerde y me siento culpable pero me alegro de que seas feliz. Como mínimo, en Manacor, te vi contenta.
-Sí, estoy en una etapa muy feliz de mi vida y yo también me alegro que puedas vivir tan bien, tener una mujer que por lo visto, ¿Os va bien, no? – él asintió – Y que tengas dos hijos y seas un buen padre. No sabes lo que me gusta verte así.
"Por fin cambiamos de pensamiento"
-Y entiendo que a tu mujer no se lo quieras explicar. Yo en estos quince años lo he contado a... - tuvo que pensar – Cinco personas. Una de ellas, una psicóloga – y no, no hablamos de Shaila – Son pocas. Son cosas que cuestan de contar, ¿verdad? – me miró.
-Sí, sí – dije yo.
-No sabes lo difícil que se me hizo decírselo a él – hubo un silencio - ¿Por qué quieres que te perdone ahora y no antes? Soy fácil de localizar.
-En dos meses volveré a ser padre.
"Venga, en dos días, dos embarazos. Si empezamos la promo así, cuando terminemos habremos montado un equipo de fútbol"
-¿Tú también? – a Laura esa pregunta le salió del alma.
-Ah... sí, de un niño – contestó Sam bastante cortado - ¿Estás embarazada?
-¿Yo? – se llevó una mano al pecho en señal de sorpresa – No, no.
-¿Pues?
-Nada, nada. ¿Mantienes relación con alguno de los que formaban el grupo?
-No. Todos tienen sus vidas y viven sin remordimientos de conciencia. Yo no y si esto no termina, mi mujer va a pensar que algo muy grave me está ocurriendo. He pasado noches en vela arrepintiéndome de lo que te hice.
-¿Y piensas que yo no he estado noches despierta, pensando cómo pudiste hacerme eso a mí a sabiendas que mi hermano saldría a defenderme?
-Fue el momento más el alcohol y todo lo que llevaba en el cuerpo que me hicieron delirar. Estaba furioso porque aunque tú sigas pensando que no te quería, me importabas y sabía que no te podía herir porque Salva nos tenía prohibido tocarte. No sé ni cómo me dejó salir contigo.
-Yo le insistí y no debí hacerlo. Pero bueno, dicen que rectificar es de sabios, ¿no? – la esperanza se abrió ante mí como aquel que pisa el paraíso – Borrón y cuenta nueva. Tú eres padre, sigues con tu vida aquí, yo regreso a Madrid, sigo mi vida y si nos vemos, cordialidad y a tirar para adelante. Han pasado quince años.
-Habéis madurado – me atreví a hablar y ambos afirmaron lo que había dicho.
-Hemos pasado los 30 – añadió él – estoy rehabilitado y tengo familia. Tú eres famosa y cada vez que hablas el mundo cae rendido a tus pies.
"Eh, eh, cuidado con lo que dices que esto sólo lo puedo decir yo que soy su novio"
-Tu hermano me perdonó – siguió – Después de estar a punto de pegarme un puñetazo sin saber el verdadero motivo por el que estaba en Manacor.
-Ah, no es por nada pero no me acabo de tragar que no supieras que era yo la cantante y no Chenoa porque había carteles colgados por todos lados.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...