Parte 97

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Era más de medianoche. Pocas horas de sueño fueron el resultado para dar paso a un día de promoción por todo lo alto. Dos radios en una mañana, una entrevista a primera hora de la tarde en la cadena privada de Cataluña, la firma de discos a media tarde y otra entrevista por la noche. A esa no participé pero igualmente la acompañé.

*

En la firma de discos nos lo pasamos muy bien. Fue en el FNAC de La Maquinista. Laura derrochaba simpatía a pesar de no rendir al cien por cien a causa de haber dormido seis horas y no haber parado durante todo el día. La marca de agua que nos asignaron fue Solán de Cabras. Las botellas eran de las más pequeñas. Para abrirlas, había un plástico alrededor del tapón que yo quise quitar con los dientes. Laura me miró cómica y me arrebató la botella. Desenroscó el tapón sin importarle el plástico. Movió la cabeza de un lado a otro y me la devolvió.

-Un aplauso para Laura – dije. Sin tener micrófono, la gente obedeció – Una mujer fuerte – la miré y le sonreí.

-Sí, una mujer fuerte – ella sí que habló a través del micro – Anda que...

Se pasó toda la actuación ligeramente girada hacia mí. En una canción se fue para otro final y tuve que perseguirla para no cagarla.

-No se ha notado – habló – Muy profesional. Es que no lo habíamos ensayado así y yo me he venido arriba y he tirado a mi manera – relató.

Mientras ella firmaba, fui a mirar tiendas. Pensé en sorprenderla y comprarle algo. Así lo hice. No fue la cosa más original del mundo porque fue una blusa que iba de conjunto con un pañuelo pero el detalle es lo que cuenta. Tuve tiempo de mirar y remirar, escoger acorde a sus gustos y a los míos y guardarlo en el coche para que no sospechara. Regresé al FNAC, bueno al exterior del FNAC, donde ella estaba sentada con una cola de mil demonios. Tenía un guarda detrás que la protegía que no me dejó pasar.

-Eh, tú – le dijo Laura – Va conmigo.

-Perdón – se disculpó el señor dejándome pasar a sentarme con Laura, aunque alejado de la mesa, como llevaba haciendo en todas las firmas.

-¿Dónde has ido? – me preguntó Laura intercalándome a mí y a las adolescentes a las que dedicaba el disco.

-A dar una vuelta pero solo no es muy divertido, ya lo sabes.

Me sonrió y se hizo una foto con las chiquillas. La cola se iba vaciando hasta no quedar nadie. Laura hizo estiramientos con la mano para observar que no había perdido movilidad. Fue un acto multitudinario. Lo siguió una entrevista en la tele.

-Tengo algo para ti – le dije cuando regresábamos al hotel.

-¿Para mí? – preguntó perpleja.

-Sí. En la habitación te lo doy.

Cumplí mi palabra y en la habitación se lo di. Le encantó y me lo agradeció con ganas y de la mejor forma posible. No fue como la noche anterior pero estuvo a la altura.

****

L'Hospitalet de Llobregat. Laura y yo íbamos en plan aventurero. Sin técnicos porque ni Jesús ni Mateo se encontraban disponibles, sin un segundo guitarrista y con un teatro lleno hasta la bandera al que teníamos que contentar nosotros dos. Al ver la magnitud de la sala, por poco no le dio un infarto.

-La hemos cagado – dijo ella.

-Que no mujer, que irá bien. Si tú y yo podríamos llenar un campo de fútbol si nos lo propusiéramos – la tenía que animar de alguna forma – Si en los acústicos al final es cuando damos lo mejor de nosotros.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora