Parte 191

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Salimos al exterior a buscarla. Estaba disimulando dándole una botella de agua a su hijo.

-Yo voy a la playa, que conste – se excusó – Ya se lo he dicho a la vieja cascarrabias esa.

-¿Quién? – se le escapó a Javi.

-La madre de Shaila. Voy con mi hijo, no vendré a hacer nada, creedme de una vez.

-Es que es imposible creerte – le espetó Laura.

-Vale, venga, adiós.

Me esperaba una pelea, una discusión pero me quedé con las ganas. Se marchó, sí, sí, sin dar media vuelta. Nos quedamos los tres flipando pero decidimos no hacer caso. Javi se avanzó a nosotras.

-Eh, que yo aún no os he visto bailar – le susurré a Laura. Se rió.

-Ya veremos.

Fui con Judit. Estaba sentada en el regazo de su madre que quería bailar pero no la dejaban.

-Tranqui, yo me ocupo.

Pol estaba con sus abuelos y yo me llevé a Judit afuera. Estuvimos paseando unos minutos. Al regresar al interior, comenzó a sonar un lento: Por debajo de la mesa, Luís Miguel. Me senté en una silla y ella en mis rodillas.

-No me lo puedo creer – musité.

No era posible... Javi no podía estar sacando a Laura a bailar. Ella se negaba pero acabó cediendo a la insistencia de él.

-¿Son novios? – me preguntó mi prima.

Vaya manía había cogido a lo de los 'novios'.

-Sí, sí lo son.

-Hacen muy buena pareja.

Estaban de lo más bonitos bailando. Dos enamorados, jóvenes, de espíritu aventurero, con un amor in crescendo que se rendían ante una balada.

-Laura es muy guapa – siguió Judit.

-Y Javi también – apunté.

-La mama baila con el abuelo.

Nos fijamos en ellos pero yo me centré en Javi y Laura de nuevo. Ella quedaba cara a mí. Me guiñó el ojo y le sonreí mostrándole un corazón con las manos. Bailaron dos lentos seguidos. Raúl vino a sentarse a mi lado.

-¿Observando? – me preguntó.

-Dan envidia – musité.

-¿Tú no bailas?

-¿Yo? Pobre de mí.

Pusieron una canción marchosa y Judit me arrastró a la pista. Javi reía abrazando a su chica. Ambos desaparecieron misteriosamente. ¿Dónde irían? Opción más probable: a descargar tensiones. Habían estado de lo más acaramelados bailando.

Javi

Ese acorde, esa nota, esa canción anhelaba que sacara a bailar a Laura. La madre del cerebrito, su compañera de confidencias, ya había sido recogida por su marido para ir a bailar.

-Laurita... - no se pudo sucumbir a la tentación.

Bailamos Por debajo de la mesa y la siguiente balada.

-¿Cuánto hacía que no bailábamos? – le pregunté al oído durante el baile.

-Desde México.

-Lo que ha llovido desde entonces... ¿Te apetece subir?

-Uhm... ¿Por qué no?

-Te quiero – le mordí suavemente el lóbulo de la oreja.

-Yo también – me contestó sonriéndome con candor.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora