Martes. Pasamos la mañana en Madrid, trabajando. Por el mediodía nos separamos. Ella se fue con Carol al hospital a ver a Marta que ya había tenido a su hijo y yo comí con mi madre en el centro de Móstoles.
-Necesito consejo – le dije.
-Uy, ¿Qué has hecho ya?
-Nada, nada. Sólo es que con la banda hacemos el amigo invisible y me ha tocado Laura.
-Y no sabes que regalarle – continuó.
-Exacto. Álvaro me dio ideas pero no eran muy buenas.
-¿Qué te dijo?
-¿En serio lo quieres saber?
-Alguna cosa extraña – asentí – Pues lencería.
Suspiré. Justo en el clavo.
-Mamá, era eso lo raro. Laura y la lencería no tienen muy buena relación.
-Ah... ¿Algún complemento?
-Ahí quería ir yo.
-Las únicas joyas que le he visto a Laura son pulseras y algún día, pendientes. O sino un pañuelo o un bolso. No sé, creo que ya estará bien porque si haces lo que me contaste por Navidad, ella estará contenta con lo que sea.
-Bueno, he cumplido, ya lo sabes. Queda una semana para Navidad y Laura está conmigo.
-Ahora que te dure.
-Durará, durará.
-¿Sabes? Ayer comencé en el centro social del barrio, ayudando a los niños, en el comedor social, con la gente mayor. Así me distraigo.
-Me alegro.
-¿Dónde vas ahora?
-A ensayar con los de Paracuellos. Y Laura, antes de que preguntes, está en el hospital visitando a una amiga que ha sido madre y ahora tiene una entrevista con un argentino.
-¿A qué hora acabará? Es para verla que con tanto trabajo no se os ve el pelo.
-Pregúntaselo a ella. No sé, supongo que no muy tarde.
*
La entrevista para Argentina estuvo bastante bien. Tenía el teléfono en el regazo y la pantalla se iluminó con un WhatsApp de Carmen en medio de la intervención. No hice caso hasta que no terminé. Eran las cinco de la tarde cuando me dirigí a Móstoles. Llevaba desde la una sin ver a Javi, ni tan siquiera habíamos hablado pero sabía que estaba bien aunque estuviera con el resfriado. Había ido al hospital a ver a Marta y al pequeño Christian: un niño más ruso que español. Rubio, con ojos azules y la piel muy clara. Precioso. Había nacido aquella madrugada, cesárea a las 41 semanas.
A las cinco y diez me presenté en la cafetería de Móstoles donde había quedado con mi suegra. Ella venía por el lado opuesto al mío. Nos dimos un abrazo. Carmen es la madre que siempre he deseado y nunca he tenido. Estuvimos charlando tranquilamente entre café y risas.
-¿Y cómo es que te cortaste tanto el pelo?
-Ya hacía mucho que lo quería hacer. Me crece muy rápido y en agosto ya tenía ideas pero no me atrevía. Ahora mira, estoy la mar de cómoda.
-Con la mata de pelo que te deben haber quitado, no me extraña.
-Bueno, aún puedo hacerme una coleta.
Carmen saludó a un chico musulmán que le devolvió el saludo cordialmente.
-Es que ayer – me contó – Comencé a trabajar en el centro social del barrio y él estaba también y como suele venir, pues ya nos conocemos. Me llama 'señora'. No se acuerdan de mi nombre pero son buenos chicos. ¿Quieres ir luego a verlo?
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...