Parte 116

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Nos despertamos a las diez de la mañana. Fue el primer día en el otro lado del charco que pudimos dormir más de ocho horas. Laura tenía una entrevista imprevista un par de horas después al haber ganado la gala solidaria. No se decidía sobre la ropa. Sólo tenía claro el peinado, una cola de caballo. Acabó decantándose por un look sencillo y con el que nunca falla: tejanos azules y blusa blanca combinado con unas sandalias de tacón. Sobria y clásica, preciosa. En la intervención mayoritariamente le preguntaron por la gala de la noche anterior: sensaciones, emociones, reacciones, el porqué de la dedicatoria a esas cuatro personas.

-A mi sobrino porque es mi luz y mi motor, a mi chico porque ha sido el que me ha acompañado en los ensayos y me ha ayudado mucho, a mi abuela porque es mi ángel de la guarda y mi estrella y a mi suegra porque cuando me vio en España me dijo que me veía ganadora y yo le prometí que si fuera el caso, se lo dedicaría con mucho gusto. La adoro.

Yo vi la entrevista desde detrás de las cámaras. Mauricio no salió a tocar. Cantó con un playback parcial. Estuvo muy correcta en todo momento. La elegancia es otra de sus virtudes. Hay cantantes de su quinta y estilo que cuando hacen una entrevista no saben pasar el límite de diversión a desenfreno o que no son educados al responder. Lau tiene la respuesta indicada en todo momento y jamás repite la misma en dos entrevistas próximas la una con la otra y en general, utiliza sinónimos para decir lo mismo en distintas intervenciones.

Por la tarde, se fue con Gaby, Cristal y una estilista a prepararse para la gala de la noche. Mauricio, Elías, otros promotores y yo tuvimos que vestirnos con traje y corbata. Un estilista nos aconsejó y nos prestaron la ropa. "Cómo vas??" le pregunté a Laura vía WhatsApp. "Perfect. Escogiendo vestido". "Da igual lo q te pongas, estarás preciosa de todas maneras" y le añadí un corazón. No contestó al instante. Dejó de estar en línea y al cabo de cinco minutos me respondió con un par de corazones y sin palabras. Fuimos a observar el salón donde se realizaba la fiesta. Había un photocall. Quedaba media hora para que los invitados comenzaran a entrar. Esperamos a las chicas en su planta. Aparecieron las tres como divas: Laura, Gaby y Cristal. Elías y yo nos quedamos anonadados con la belleza y la frescura que desprendían. Cristal con un vestidito blanco, Gaby (que me enteré que era hija de uno de los magnates mexicanos que organizó la gala) iba con un vestido verde largo y mi chica era la más bella. Un vestido negro, largo, con bordado en la parte del cuello y la espalda al desnudo. Llevaba el pelo recogido en un moño rodeado con una trenza y que le daba un toque de rebeldía con unos cortos mechones que se escapaban por los laterales. Mauricio no tenía acompañante pero afirmó que encontraría a alguna soltera entre los invitados. Nos acercamos a ellas. Cristal encabezó la comitiva. Laura me miró, con timidez, casi no había levantado la vista del suelo desde que había salido de la habitación. Le di un beso en los labios y me sonrió.

-Mira al frente, brillas con luz propia – le susurré al oído abrazándola por la espalda.

-Estás muy guapo. Últimamente te veo mucho con traje – ironizó.

Laura pasó por el photocall. Preguntas profesionales fueron las que mayoritariamente le cayeron. Respondió con una sonrisa. Yo lo vi con Cristal y Mauricio ya que Gaby también tuvo que posar con su padre. Fue una gala bonita. Cena típica mejicana aunque sin mucho picante y baile. Había varias cámaras que captaban momentos de la velada. A Lau y a mí nos fotografiaron durante la cena. Se mostró muy evasiva a cualquier muestra de cariño por mi parte. Estaba muy callada y hasta la noté incómoda. Me mosqueó bastante.

-¿Se puede saber qué te pasa? – le pregunté llevándomela a un rincón - ¿Has visto a alguien? ¿Te molesta algo?

Laura restó callada unos minutos. Subimos a la habitación.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora